jueves, 31 de mayo de 2012

Las Empleadas Domésticas

Hoy gracias a la anécdota de mi cuñado y su querida Gloria con la frase de: "Lo voy a llevar al suburbio para que sepa, qué es necesidad".

He recordado a todas esas personas que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida, algunas las recuerdo con cariño y a otras porque simplemente son difíciles de olvidar.

Las voy a ir mencionando en orden de llegada.

Flérida, era una chola (mezcla de mestizo con indio) alta, fuerte, de cabello largo, larguísimo, sin dientes en la parte delantera y cuando sonreía se tapada un poco la boca "para que no se le metan los ladrones por la ventana", haciendo mofa de su falta de dientes.  Ella estuvo conmigo desde el día que nací. Mi mami de origen ruso, deseaba ponerme de nombre Arina, en honor a la musa de su poeta predilecto. Ella no había pensado mi nombre en español y tuvieron este diálogo.
 - F: ¿Harina señorita?
 - M: Sí, Arina (y sonreía viendo al horizonte).
 - F: Pero, ¿Harina, señorita?
 - M: Si, Flérida, Arina, delicado, hermoso, Arina.
Flérida aún no convencida lanza su último petardo.
 - F: mmm, pues para eso póngale Azúcar, para que sea dulce mejor.
Han visto cuando un dibujo animado sueña y arriba de su cabeza se grafica todo su sueño y luego viene alguien y ¡plin! se lo destruye... ya así fue... y hoy me llamo gracias a una persona llamada Flérida, Irina.

Petita, no recuerdo mucho de ella, sólo sé que estaba loca. Un día mi mami le dijo "si la niña quiere comer algo en la tarde, le da frutas". Y la bruja esa, no encontró mejor cosa que todos los días a las 4 de la tarde perseguirme con una fruta por toda la casa, aunque yo no tuviese hambre. "Coma, coma", me decía "tiene que comer" y me ponía la manzana en la boca para que la muerda. Qué fastidio. ¡Gracias Petita, aún no como frutas!

Araceli, ella era una jovencita de Chone, era baja, media achinada, buenísima gente, estuvo en la casa algunos años, me enseñaba a escribir y a virarme los párpados para hacer una mueca "diabólica", divertidísima, la gente no resiste ver los párpados invertidos. Curaba el estreñimiento, según ella, comiendo guineo y mientras lo comía decía "para que todo resbale por dentro" (lo siento no puedo decir, escribir o pensar esto y no reírme, su voz era bastante particular). Tuvo que irse, porque se consiguió un novio, con quién tuvo un bebe y decidió regresar a Chone para estar con su familia. Pobre lloramos las dos abrazadas cuando se fue.

Reina, ella trabaja con mi tía y a raíz de que se fue Araceli, venía a la casa a lavar y planchar. Reina era buenísima y cocinaba delicioso. Tenía un diente con filo de oro que le brillaba al sonreír. Una vez regresé del colegio y la encontré al pie de la tabla de planchar rezando arrodillada, aterrada y persignándose, yo que soy bien flojita para ese tipo de escenas le pregunto, que qué había sucedido. Y su respuesta fue "que había escuchado al Diablo", en eso suena de nuevo "clack, clack, clack" desde el pasillo, se vuelve a poner de rodillas, se vuelve a persignar y vuelve a rezar, al terminar grita "Sal de aquí Diablo, yo no te he llamado".  Resulta que en esa época vivía en un departamento que compartía la pared del corredor con el departamento de a lado y lo que la pobre Reina había escuchado ese día, eran los tacos de mi vecina caminando por su corredor. Pobre mujer, cuando se lo explique dijo "¡Ay niña! Me regresó el alma al cuerpo".

Teresa, ella era una señora grandota, fumaba en el balcón y se le cogía el suelto (billetes pequeños o monedas de menor valor) a mi mami, para irse a la tienda a comprar cigarrillos. Era una gorda de corazón de oro, buenísima gente, no hay una anécdota exacta con ella, salvo que me decía "venga niña mire TV después de almuerzo", para tener la excusa perfecta de ver su novela, pero como nunca fui muy fan de las telenovelas, llevaba mi cuadernito para pintar mientras ella las veía.
Me encanta imaginarme a las personas que conozco, pensando que son un dibujo animado y estoy segura de que si algún día ella se convierte en uno, sería la nana del Conde Pátula.

Elenita, ella era una morena achinada, fuerte, su marido le pagaba y un día se llevó a su hijo y lo dejó al tipo encerrado en su propia casa poniéndole una cadena en la puerta.  Cuando se fue, me contaba que le tocó vivir en un casita pequeña que sólo tenía paredes y con su sueldo iba comprando el techo de planchas de zinc para irse cubriendo del futuro invierno, hay que mencionar que el invierno en Ecuador no altera mucho la temperatura del ambiente, pero trae consigo lluvias fuertes y continuas. La pobre no sabía que las planchas de zinc tenía que asegurarlas con algo y llegó un día empapada de una fuerte lluvia, el viento se le había volado el techo y tuvo que pasar toda la noche sacando el agua de la casa y cuidando a su hijo y los pocos electrodomésticos que tenías. Pero aún así, me contaba sus peripecias y se reía fuertemente como diciendo si no me pega mi marido, me pega el clima, no tenía dientes adelante, como Flérida, pero se había puesto una prótesis que al reírse le bailaban los dientes.

Juanita, ella sigue actualmente con mi mami y es genial. Es morena, alta, viene de la provincia de Esmeraldas, hace unos camarones encocados riquísimos. No le gusta utilizar la lavadora, así la muy bandida lava todo a mano, de verdad, mis respetos, porque hasta los jeans los lava así, creo que mi mami cuando ella no va (porque no va todos los días) lava ciertas cosas en la lavadora, para no tener que esperar a que ella lave todo.  Una vez Juanita me confesó que a ella no le gusta cocinar, que a ella le gusta lavar. Tiene una gran paciencia con los niños y creo que le hubiese gustado ser maestra, aunque yo la veo más como pintora, nunca me lo ha dicho, pero como la veo muy minuciosa en las cosas que hace, creo que le iría muy bien con la pintura. Conversa con los gatos y lo pasa retando al pobre Arturo "porque es malcriado" dice ella. Canta cuando está feliz y discute conmigo para que coma yerbitas en la comida, las cuales odio con todo mi ser (y mi mami ama ponerle eso a todo lo que come). Cuando me casé, se vino conmigo al hotel para acompañarme en la arreglada y la emoción y el cariño se le rebosaba en el rostro, se pasa riendo de las cosas que le cuento, aunque no sé si son de las palabras o las mímicas, porque muchas veces se ríe antes de que termine de contarlo y aunque se pasa peleando con mi mami, para que coma lo que ella quiera darle y no lo que mi mamá le pide, se extrañan cuando no están juntas.

A todas las mencionadas más Vitalina, Isabel, Lourdes, Cándida (que trabajan y trabajaron con mi tía), la Sra. María (que trabajó con mi tía, mi prima y mi mamá), Puchito (quién estuvo por la casa de una amiga y nos amaba a todas), Chio (ayudaba en la casa de unos amigos) y alguna otra que se me haya pasado por alto, muchas gracias por estar presente en la casa, por cuidarnos cuando nuestros padres estaba trabajando, por cocinar rico, por traernos pancito de dulce, queso de Manabí y manjar de leche, por disfrutar con nosotros como si fueran parte de la familia, porque lo que pasa, es que con el tiempo, realmente llegan a formar parte de nuestras familias.

Personalmente he tenido suerte, que de todas las que han entrado a la casa han sido grandes personas, excpeto por la loca de las frutas, pero al resto ¡gracias por querernos tanto!

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miércoles, 30 de mayo de 2012

Figo el aristogato

Como les comenté en la historia del hueco y el cuchillo en la casa de mi mami viven un perro (Arturo), una gata (Frida) y un gato (Figo). Vivía una tortuga (Toni), pero la pobre ya está en el cielo de las mascotas con mi primera perrita (Coki) de ambos hablaré más adelante por su puesto, porque hay anécdotas para todos y en todos los tiempos.

Figo es un gatito que encontró mi hermana en la garita del guardia de su oficina.  Su mamá acompaña a los guardias durante el día y en la noche correteaba con su novio, tuvo un embarazo tranquilo, pero justo después de parir fue atropellada, dejando a Figo y sus hermanitos huérfanos.  Mi hermana pasaba por la garita y vio un gatito tomando sopa en un plato pequeño, que le compartían los guardias del almuerzo que recibían, con mucha pena notó que no estaba siendo bien alimentado así que les preguntó si se lo podía llevar a su casa para brindarle un mejor cuidado.

Es un gatito blanco con manchas amarillas, hijo de padre y madre desconocida, llegó a la casa de mi hermana para hacerle compañía.  Ella estaba atravesando una mudanza de país y su esposo se le había adelantado por unos meses para poder tener todo listo hasta que ella vaya, así que esta bolita de pelo, flaco y de piernas largas, llegó a su vida como un milagro para hacerle compañía, muy oportuno también, porque mi cuñado es alérgico a los gatos, por ende si lo hubiese encontrado cuando él estaba ahí, hubiesen tenido otro problema que resolver, ¿qué hacer con el gato?, pero no fue así, por ende el gato se ganó una suite y una roommate.

Mi hermana siempre ha sido muy amorosa con los animales, lo alimentó y llevó al veterinario, si mal no recuerdo se intoxicó una vez por andar jugando en el jardín y lo tuvo que internar, desde ahí a ella no le gustaba que salga al patio, pero el problema es que el gato era trepador. Así que escaló todas las telas metálicas de su casa, que era donde lo encontraba cuando llegaba del trabajo.

Se acercaba el momento de que mi hermana viaje y con ella, Figo tuvo que buscar otra casa, no sé si mi mami aceptó o se resignó, pero el gato terminó en su casa, como el perro que yo recogí (hermanas al fin y al cabo), y con Frida (a quién recogió mi mami, de tal palo...). Frida es bastante territorial, teníamos miedo que le dé una paliza al verlo, ya saben lo que le hacía al pobre Arturo y él es el triple de su tamaño.

Figo vivió en el cuarto de mi mami, creo que un mes y para limpiar el cuarto de mi mami, abrir la ventada etc., lo cambiábamos a mi cuarto.  Entonces era todo un ritual, saca a la gata, abre la puerta, la gata lloraba por entrar a la casa, cambia al gato a mi cuarto, entra la gata, la gata se metía a toda velocidad al cuarto de mi mami buscando al intruso, se limpiaba el cuarto de mi mami, la gata daba vueltas por el cuarto, olía la puerta de mi cuarto, notaba que el inquilino está ahí y se iba a dormir al cuarto de mi mami. Teníamos que esperar a que la bebe salga del cuarto de mi mami para cambiar al gato y así fue, casi todos los días.

Un día, la gata se metió por la ventana y nos sorprendió cambiando al gato del cuarto.  ¿Han escuchado la expresión de "me cagué del susto", bueno eso le pasó a este pobre gatito. Literalmente. Así que ese día a la rutina se le agregó, saca a la gata, limpia al gato, ... etc.

Yo había empezado a sacar la camita de Figo a la sala para que Frida la huela y vise versa, para que por lo menos se vayan conociendo olfativamente, pero aún no tenían la presentación formal.

Mi mami estaba ya con tos, porque siendo Figo menos peludo que Frida, bota más pelo y al parecer le estaba causando una reacción alérgica, así que teníamos que ver la forma de hacer que los gatos compartan el patio, que Frida le presente a Arturo, que todos sean amiguitos y que en el mundo de los humanos regresen las cosas a la normalidad sin cuartos con puertas cerradas y gatos encerrados.

Decidí dejar la puerta ligeramente abierta, para "accidentalmente" presentar a los gatos, Figo caminó lentamente hacia la puerta y la verdad no lo vi salir, pero noté que la puerta se abrió, salí de puntitas (ilusa yo como si un gato no sabe lo que sucede) y con la jarra con agua en la mano (en caso de emergencia y separación) me puse a buscar a los gatos, Figo había entrado a mi cuarto y Frida estaba durmiendo en mi cama, casi me da un infarto al ver cómo los dos se iban acercando nariz con nariz, muy importante los dos con la mirada clavada en el otro, Frida desde la cama miraba hacia abajo a Figo y él movía la naricita como un conejo olfateando a la matriarca de la casa.

Ella le decía "¡Ajá! Hasta que me diste la cara, ¡cagón!" y él le decía "¡Hola pasaba por aquí y me pareció haber visto una linda gatita!".  Claro, Figo ya había tenía su conversación ventana con ventana con Arturo, conversación de machos y él lo había puesto al tanto de que Doña Frida era un poco temperamental, así que como buen macho galán, no le quedó otra que hacerse el tonto.

Se vieron por minutos, aunque para mí fueron horas y cuando Frida dijo "Ok, puedes quedarte". Él intentó subirse a la cama para dormir juntos una siesta, sólo por intentarlo, Frida levantó su patita y le dió un sólo cocacho a Figo, él entendió perfectamente la razón del golpe y no pasó a mayores.  Mientras tanto,  Frida acomodó su rabo para hacerse una sola bolita en la cama y antes de cerrar el ojo (porque el otro ya lo tenía  cerrado) murmura "Dije que podías quedarte, no que podías acompañarme".

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martes, 29 de mayo de 2012

De Chiquita a Frida

Por suerte en Ecuador, el control de la natalidad animal es más sencillo de lo que parece y muchos más económico también.

Si su gata ha sido utilizada por una fiesta gatuna y de esa rumba se obtuvo el fruto prohibido de un amor no planificado, lo más lógico es que la gata para a los gatitos y después usted bote a los gatitos en los patios de alguna casa del camino.

Y es así como Chiquita llega al patio de la oficina en donde trabajaba mi mami.

Una gatita peluda para su raza runa (o callejera), con una cola maravillosa similar a la de una ardilla, ojos con una mezcla entre miel y ámbar claro, de eso que te desnudan el alma, de pelaje como si pareciera felpa y con tonalidades amarillas y naranjas.

Mi mami la recogió y cuidó, hasta que su jefe quiso botarla del patio a patadas, literalmente, pero la valiente Chiquita se le prendió del pantalón y reclamó su espacio y respeto.

Mi mami al ver este acto de violencia decidió que Chiquita debía venirse a vivir con nosotros y como tenemos dos patios no iba a tener problemas con el rey Arturo

Cuando conocí a Chiquita, noté que la gata tenía más personalidad que ser un simple adjetivo y como era una sobreviviente, guerrera y luchadora, decidí ponerle Frida, no sé si antes o después del nombre pero hasta la fecha tiene esa personalidad de que te ignora, muy calmada, intocable (sólo por quienes quiere), amante del sol, del atún y la buena vida. Duerme sobre los lugares más esponjosos y comparte su espacio con los helechos que le brindan sombras cuando duerme la siesta del medio día.

El patio delantero era suyo y entraba a la casa de vez en cuando en donde se fue apoderando de cada uno de los espacios que recorría.

Un día descubrió el patio trasero y en él al rey de su territorio.  Se prendió de la tela metálica de la ventana y le dijo "¡Qué andas muy campante! Para allá también iré". Pero eso no fue todo, como no reinaba la armonía en la casa, decidimos que era la hora de presentarlos entre mi mami y mis hermanos enfrentamos a los animalitos, mi hermana sostenía a Frida, mi hermano sostenía a Arturo y yo sostenía a mi mami (para evitar las avalanchas maternales). 

El problema fue esta gata temperamental que empezó a hacer sonidos horribles mientras el perro movía la cola, alterando a todos los presentes.  Por ende decidimos volver a mandar al perro al patio y fue ahí cuando todo se complicó aún más.  Arturo por ser hijo del maltrato (por culpa de sus dueños anteriores) vive ahora en una libertad total, corre por nuestro patio, duerme cuando quiere, juega cuando quiere, cuida la casa, pasea por el barrio, anda sin correa, en fin, es dueño de su vida y sus acciones, por ende cuando mi hermano, quién no vive en casa de mi mami quiso meterlo al patio y no dejarlo hacer lo que "decida", lo mordió. No mucho ni fuerte, pero nos asustó a todos aún más.

Resignados de tener que vivir con cuidado, cuando pasemos de un lado al otro de los patios para evitar peleas entre perros y gatos, continuamos con nuestras vidas. 

Pero para Frida esto no podía quedar así, ella ya había reclamo el territorio. Así que  durante varias noches se escapó de la casa (ya dormía adentro) y se subió al muro y observaba dónde dormía Arturo, para que una vez que esté roncando ella le saltaba en la mitad de la noche.

¿Cómo lo sé? Porque él dormía al pie de la ventana de mi cuarto y cuando la muy sinvergüenza se lanzaba escuchaba cómo se levantaba asustado, a veces lo hacía llorar, estoy casi segura que se le lanzaba sacando sus uñas, para aterrizar sobre él.

La historia concluye en que ella se dio cuenta que Arturo era demasiado bueno para herirla o pelear por un espacio que era lo suficientemente grande para los dos, ambos han respetado sus temperamentos y viven en armonía, aunque no es como en los dibujos animados que el uno duerme y la otra se le acurruca, no así no, cada uno debajo de su plantita favorita, aunque en el mismo patio.

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lunes, 28 de mayo de 2012

Aniversario # 3

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sábado, 26 de mayo de 2012

El rey Arturo

¡Plin!

Suena un escobazo, mientras subía las escaleras del condominio donde vivía un amigo y al mismo tiempo llora un perrito.

A la vecina de mi amigo le habían regalo un "labrador" que al crecer se convirtió en runa.  Runa le llamamos nosotros a los perros de orígenes desconocidos, que normalmente viven en las calles.  El perro se llamaba Yoyó.  Seguramente le puso el nombre algún egocentrista.

El escobazo, se lo había dado la empleada de la casa al perro, porque por ser chiquito (de edad) no había "avisado" que deseaba salir y se había hecho popó dentro de la casa.

Ella pretendía darle otro escobazo al perro, pero la detuve preguntándole si yo también podía pegarle, a ella por su puesto, para que sepa lo que se siente.

Bajó la escoba y me miró con ojos desafiantes.

Seguí avanzando a la casa de mi amigo que era en el piso siguiente, cuando ví a mi amigo le comenté lo sucedido y cerré diciendo "ya mismo que me robo al perro, él no se merece esta vida".

Tres días después, recibo una llamada, era mi amigo con el perro al pie de mi casa, que se lo había robado para que yo lo cuide porque había visto que la empleada le había pegado de nuevo.

¿Y ahora? Yo había promovido el robo, debía hacerme cargo de esta acción delinctiva.

Pues bajé (vivía en ese entonces en un tercer piso), fuimos a comprar comida para el perro y un platito y subí a la casa.

Lo único que me dijo mi amigo fue "acostúmbralo a otro nombre, en caso de que te vean en la calle cuando lo pasees, para que ya no responda cuando le digan Yoyó".

Tuve dos minutos para pensar qué nombre ponerle, flaco, con la columna un tanto rara (supongo que de los golpes que había recibido el pobre), color amarillo achiote, lo miraba, lo sobaba, mientras pensaba en el plan para hacer que el perro pueda quedarse en la casa.

Entré a la casa, habían visitas todos me miraron. Mi mami me levantó un ceja, no de intriga, yo creo que en el fondo siempre supo la verdad, pero aún así me preguntó educada "¿y ese perro mijita?".

"Ay mami, es de un amigo que se fue a vivir a Quito (la capital de mi país) y me pidió que le tenga al perrito hasta que consiga casa, porque ahora está en un hotel".

Miró un tanto incrédula y preguntó "¿cómo se llama el perro?". Dije el abecedario en mi mente buscando un nombre, empecé por Y, porque se llamaba Yoyó y luego dije en mi mente Z, A... ¡Antonio!... no, no yo conozco a un Antonio.  ¡Alberto!... No también conozco a un Alberto. "¡Arturo!" Exclamé feliz porque no conocía a un Arturo.  (Claro días después recordé que sí conocía a tres, pero habíamos perdido el contacto hace mucho tiempo y bueno, se me pasaron).

"¡Oh que lindo Ricardo!". Dijo mi mami, el nombre Arturo no se le grababa, la corregí varios días, hasta que un día le dije: "Mami, Arturo, por favor no le cambies el nombre, tendrá trastornos de personalidad, lo vas a confundir, mira que lo llamo y a veces no me toma en cuenta". 

¡Cara dura! Obvio, seguramente el pobre no sabía que cuando le decía Arturo me refería a él.

El perro se iba a quedar 15 días, porque "mi amigo me había pedido ese favor", pero había pasado ya un mes y mi amigo no me pedía el perro para "llevárselo a Quito".

Mi mami, que no es nada tonta, me dice "Ya dime la verdad, el perro se va a quedar ¿verdad?"...

La miré fijamente, sonreí nerviosa y bajando los desiveles de la voz respondí "¡Si!".

¡Larga vida al rey Arturo!

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jueves, 24 de mayo de 2012

Clientes (III Parte)












Entonces recapitulemos, qué tenemos hasta ahora.


Ya hemos hablado de la persona que ingresa en la primera publicación y de los que miran, en la segunda. Aquí es cuando las cosas se tornan un poco más interesantes.  El cliente que desea comprar.

Podríamos tener clasificaciones simples como:
- El que sabe lo que quiere y ya posee información.
- El que sabe lo que desea, pero necesita más información.
- El que sabe que necesita algo, pero no poseo ninguna información.

A diferencia de la persona que ingresa a un tienda a mirar, quién no tiene claro si desea algo o no y quién necesita de nuestra labor galante para adquirir información y conocer el motivo de su visita a nuestro local, tiene algo que el otro no. Una necesidad identificada.

Sabe lo que necesita, un televisor, un tarro de leche, unos pantalones, un seguro de salud, etc., y lo que hace falta es reconocer en qué segmento de los 3 mencionados se encuentra, según eso, se brindará la información necesaria, que él necesite para la concreción de la venta.

Definamos a qué me refiero con información.

Al momento de realizar una compra el cliente busca, calidad sobre la mercadería que está comprando, precio, beneficios sobre su compra, beneficios extras (de ser el caso) sobre su adquisición, reconocimiento del establecimiento en donde realiza la compra, respaldo (garantía) del local o del fabricante, veracidad  sobre la asesoría brindada.

Podría hacer una matriz sencilla en donde involucre las 4 P's (Producto, Plaza, Precio, Promoción), que resumen de manera general la información a la que me refiero, pero con invasión del Social Media, la tendencia del mercado indica que cada vez un cliente desea atención y productos más personalizados.  Es por esto que la matriz que propongo va relacionada con los parámetros previos y agregaré 2 variables más:

- Me interesa
- Me importa

Me interesa: quiere decir que encuentro la información brindada interesante, pero no es relevante para mi toma de decisión, aunque puede servir como un referente definidor para la concreción de la venta

Me importa: en este caso será las cosas que considero relevantes para la toma de decisiones.

Dejando la matriz de la siguiente manera.

Sus respuestas son sencillas, "si", "no" o "-" (indiferente).



Enlaces similares

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miércoles, 23 de mayo de 2012

Clientes (II Parte)

¿Qué pasa con el cliente que ingresa a una tienda y mira?
Una persona está por la calle o centro comercial caminando y entre todos los lugares que puede observar decide ingresar a una tienda.

Probablemente no estaba en sus planes comprar algo específico, debemos de pensar que es una persona que notó algo que le llamó la atención desde afuera y decidió ingresar para verlo, o la tienda como tal, llamó su atención para que la quiera conocer.

El cliente entra mira y se va.

¿Qué faltó en esta interacción?

Claramente, la NO interacción que percibió el cliente.

Un ¡Buenos días/tardes/noches! Contacto visual y una sonrisa, fue lo que faltó.

Recordemos lo dicho en la I Parte "un cliente que ingresa a un local nos está abriendo la puerta de su espacio personal" y lo mínimo que podemos hacer a cambio es darle la "bienvenida" que realmente es un "agradecimiento" por dejarnos entrar.

Con esa pequeña frase, no sólo marcamos una gran diferencia de aceptación a sus acciones, sino que dejamos el inconciente de la persona un tanto confundido, porque él sabe que entrar a un local es darle pie a una "invasión" de su espacio, pero sin embargo le están dando la bienvenida.  Muchas personas escriben sobre frases de apertura al momento de atender a un cliente, indican que no debe realizarse de manera inmediata, por la situación de confusión inconciente que el saludo o bienvenida representan para el cliente, pero lo que se han olvidado de decirnos, es que saludar, observar y sonreir, ya es la frase de apertura. Es como cuando le decimos a un amigo que nos visita "Hola, ¿cómo estás? Tanto tiempo sin verte, pasa por favor, toma asiento o ponte cómodo o siéntete como en casa", es lo mismo.

El cliente que entra a una a tienda a ver, está buscando algo, así sea quemar el tiempo para ir a un siguiente lugar, o algo que comprar, porque lo necesito o por impulso, y claro nuestra efectiva misión es lograr que algo se concrete, pero recordando siempre, sembrar bien, para cosechar hoy... o mañana es lo que verdaderamente importa.

Enlaces similares:
Clientes (I)
Clientes (III)

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martes, 22 de mayo de 2012

Clientes (I Parte)


Dentro de los análisis del comportamiento del consumidor observamos una variada gama de clientes. Pero si pensamos obejtivamente y sólo los vemos como personas que ingresan por una puerta, podríamos obtener una primera y muy acertada calificació.
- Persona que entra a una tienda con una necesidad (definida), la encuentra y la compra.
- Persona que entra a una tienda con una necesidad (inconclusa) y pasea por el local mirando (o puede ser que compre).

Una vez un promotor de una marca con la que trabajé me dijo. "Yo no gasto mi tiempo con las personas que entran a mirar al almacén, yo voy directamente con el que sé que va a comprar. He afinado mi ojo y sé cuales son esas personas."

¡ERROR GARRAFAL!

Si estamos en nuetras casas y nos damos cuenta que se ha terminado el pan y sabemos que mañana no vamos a tener qué desayunar, salimos de nuestras casas con el propósito de comprar pan, hay una motivación "satisfacer una necesidad" y vamos en su búsqueda. Encontramos el pan, lo tomamos, lo pagamos, nos lo llevamos.

Tal vez durante el paseo por la pequeña tienda o despensa o en el supermercado, algo llamó nuestra atención y si fue lo suficientemente atractivo o provocador y cuentamos con el dinero suficiente, nos lo vamos a llevar también, de lo contrario pasamos "mirando".

Esta regla aplica para todos los mercados.

Si una persona entra a un lugar, en busca o no de algo, debemos de considerar siempre, que en ese preciso momento, ella nos está abriendo la puerta de su espacio personal y nos está diciendo "Aquí hay algo que me interesa o que puede llegar a interesarme, ¿alguien por ahí?".  

No importa cuán afinado tengan el ojo para detectar al cliente que va a comprar en ese momento, la gracia, es sembrar siempre, para cosechar hoy ... o mañana. @caminosclaros.


Enlaces similares:
Clientes (II)
Clientes (III)

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viernes, 18 de mayo de 2012

5 personajes inolvidables

Revisando los significados en el diccionario de profesores y maestros, descubro que un maestro, es principalmente una persona que enseña en la primaria de las escuelas temas varios y generales y tiene un título para de enseñanza, mientras que el profesor es una persona que da clases de arte o ciencia, mayormente lo hace en los colegios especializados o en las universidades, su carrera estudiantil se basa en el desarrollo e investigación de la materia dictada.

En mí concepto muy personal de las diferencias entre el profesor y el maestro, se involucra mucho el amor y la empatía, de cómo esa persona se para frente a un grupo de estudiantes y hace de una materia difícil, algo fácil de comprender, involucra la vocación y la dedicación en sus técnicas de enseñanzas.  

Partiendo de esto, para mí un maestro es el que genera esa motivación al aprendizaje, envuelve al estudiante para que se enamore y comprenda su materia, fuera de clases podría llegar a ser un amigo, un guía, mientras que el profesor, va da su materia y se retira, no hay interés ni relación posterior, cumple con sus horas de clases y listo.

Aclarando este concepto voy a hablar de los profesores que he conocido, no todos, sólo los personajes más peculiares que han prevalecido en mi recuerdo con actitudes, un tanto incorrectas desde mi punto de vista.

MEDUSA: Un mujer que se vestía de negro, todo el tiempo, su presencia enmudecía a los estudiantes cuando entraba al aula, sólo se vestía de rojo los días en que tomaba exámenes o lecciones importantes del semestre.  Una vez la oí decirle a un alumno:  "Dígale a sus padres que a usted no le da el cerebro para aprender esta materia y que le hagan un favor y que lo cambien de colegio, porque no la va a entender jamás, esta materia no la dan en otros colegios, así que no la necesita para su cambio".

Dulce y amable señorita profesora, ¿dónde está la motivación al estudiante? ¿Dónde están sus ganas de transmitir sus conocimientos? Darnos esos pequeños tips, que a usted le sirvieron para aprender la materia, ser la más odiada es sencillo, porque para ser amada se necesita más trabajo y por ende tendría un agotamiento superior (si su cariño no es sincero), porque déjeme decirle, el amor brindado trae consigo muy buena paga y es muy reconfortante también, ojalá ya la haya encontrado en su camino. 

LA HIPPIE: Su aspecto es súper relajado, se vestía con ropa holgada, no se peinaba mucho y aunque era muy buena persona, creo que ser maestra es un trabajo con más responsabilidades, con un sistema de enseñanza, es un arduo trabajo de estar atento de todo lo que pasa en su entorno y en el de sus alumnos.  Una vez se le quedaron nuestros exámenes en el taxi y decidió ponernos las notas al alzar para evitar volver a tomarnos el examen. Súper práctica y tal vez a muchos les gustará la técnica, yo en lo personal no me encuentro identificada con la misma, y aunque soy un poco hippie al vestir, hay que tener en claro que una cosa son las preferencias de vestimenta y otra muy distinta nuestro compromiso con las cosas que realizamos.

EL TERMINATOR:  El primer día de clases decide presentarse así: "Mi nombre es___________ y a mí me conocen como El Terminator, en mis clases sólo el 80% de los alumnos aprueban." 

El señor era una persona de baja estatura, de piel rosada, porque era muy blanco y el calor lo tenía sofocado, claro que también iba en ocasiones BORRACHO a dar clases y esa era su excusa, el calor.  Andaba con gafas oscuras negras, aún dentro de las clases y realmente pienso que se bebía hasta el agua de la pecera al terminar una fiesta, evidentemente la luz del día no ayudaba a la descompensación que su cuerpo sufría por portar tantos grados de alcohol en la sangre.

A este señor, sí tuve el agrado de enfrentarlo, ya que tenía dos día lanzándonos teoremas matemáticos en donde decía "esto ya lo tenían que haber visto, no lo voy a explicar, esto tampoco, esto peor", y avanzaba la materia y nadie comprendía de donde venía nada, vale la aclaración que él había sido el que nos había dado el curso previo y su técnica un tanto quemeimportista a la enseñanza, no ayudaba a la comprensión de la materia y ojo, yo siempre he sido muy buena en matemáticas.

Así que un día interrumpí su clase y dije "sería bueno que refresque conocimientos si ve que la clase no lo está entendiendo".  Y se da la vuelta, porque sólo se pasaba escribiendo en la pizarra, sin importarle qué pensaba el estudiante mientras él -avanzaba- con la materia. Al darse la vuelta, busca con mirada inquisidora a la voz que había interrumpido su clase y pide que se ponga de pie, así que lo hice, y se lo repetí, en tono pausado, sin abrir mucho la boca y mirándolo fijamente.  

Se puso ROJO (pensé que iba a lanzar el marcador de la pizarra en la cabeza) y tomándose un respiro dijo "¿Alguien más del aula está de acuerdo con su compañera? ¡Levante la mano!" Por suerte todo el aula lo hizo, así que tuvo que repetir la materia de ese día, a partir de eso seguía viniendo borracho pero se tomaba un poco más de tiempo en explicarnos todo.

STINKY: Era un profesor que guardaba grandes toneladas de baba en su boca y no se la tragaba, por ende cuando hablaba bañaba a los estudiantes,  a veces era tan eficiente que podía llegar desde la pizarra hasta estudiantes de la tercera fila.  Pero ese no era el problema mayor, sino el olor que provenía de la boca, se lo podía oler hasta la última fila.

Una lástima porque enseñaba bien, interesante sus explicaciones y su materia, pero estar a su lado era realmente insoportable.  Recordemos que las aulas en ese entonces no contaban con aire acondicionado y todos los olores se mezclaban con el aire caliente de un país sudamericano que alcanza los 35° en una mañana con sol. ¡Y creánme en Guayaquil, sale el sol casi todos los días!

Amiguito, lávese la boca, tome agüita, revísese el hígado. ¡Pero haga algo!

Y para culminar con estos personajes, el más grande de todos.  

EL RASQUIN.  Este señor aún no se ha identificado si tiene malas costumbres o ladillas, pero lo que se sabe es que llegaba a las clases, dejaba su maletín sobre el escritorio con la tapa levantaba, escribía explicaciones breves y se pasaba todo el resto de la clase detrás de la tapa del maletín rascándose. ¡Literalmente!  Nos ponía a desarrollar ejercicios de su materia y mientras los hacíamos rezábamos por comprenderlo todo, porque su técnica era atender a cada alumno según sus consultas, acercándose a cada uno de nuestros puestos, en lugar de hacerlo desde allá, en su escritorio donde se podía rascar sin que nadie lo viera ¡allá por favor! ¡allá!. ¡No! El quería acercarse. Por ende, preferíamos morir en la ignorancia que lidiar con este ... no sé ni cómo llamarlo. 

Yo realmente creo que tenía un problema de aseo, porque tenía un olorcito especial, aún no lo defino pero era como una mezcla de cebo con talco para bebé y definitivamente debía de ser amigo del señor del párrafo anterior que no hacía nada con respecto a su aliento.

La profesión no es nada fácil, estar al frente de un grupo de personas con ideologías y conocimientos infinitamente variados, es de valientes. Y para que una clase sea exitosa, es una labor de conjunto interés, de dar y recibir, también hay alumnos, vagos, apestosos, distraídos, conversones, chistoso, que dificultan en el aprendizaje para los que sí están con sus sentidos bien puestos en la materia dictada.  Pero seamos francos, dar clases es como preparar una orquesta sinfónica, todos cumplen un rol importante para obtener un resultado final óptimo, pero el grande de la película es el director de la orquesta, quién en este caso sería el profesor o maestro.

Maestros he tenido pocos, profesores muchos (según los conceptos que indiqué al comienzo), y no me molesta tenerlos a ambos, cada uno tiene una técnia y es efectiva, no hemos venido aquí a decirles a los profesores preocúpense más, ni a los maestros no se involucren, esto es un simple comentario sobre cordialidad y cosas fundamentales.

Cada persona labra su destino, como quiere o como puede, todos cumplimos con una función y lo principal es tratar de sacar el mejor provecho de lo que se hace.

A mi me gusta enseñar, me gusta hablar en público y gracias a estas personas, tendré presente simples cosas que a ellos se le han pasado por alto mientras ejercían una profesión.  Seguramente cuando me toque estar al frente más adelante, cometa miles de errores y me encantaría contar con alguien que me ayude a corregirlos, porque seguro haber sobrevivido a estos personajes fue de valientes, pero no negaré que sus acciones son el claro ejemplo de lo que no se debe de realizar no sólo en un aula, sino en cualquier situación de convivencia.

"La empatía nos ayuda a ponernos en el lugar del otro y nos enseñará a vernos fuera de nuestras creencias, logrando mejores resultados de convivencia o por lo menos más armoniosas." @caminosclaros

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martes, 15 de mayo de 2012

Funda al hueco y cuchillo en mano

Una amiga fue asaltada recientemente y sacando todo lo positivo de este acontecimiento, nos conversa de esto en su blog "sin mala yerba". La tercera parte, en donde nos cuenta el desenlace de su travesía me recordó una de mis variadas anécdotas.

Vivía aún en la casa de mi mami (o como dicen con clase, mi casa de soltera) y se había dañado el aire acondicionado de mi cuarto.

Mi mami se encontraba de viaje y por ende yo me había apoderado de su cuarto, su cama, su tv y su aire acondicionado que era un split, por ende que se haya dañado mi aire me tenía sin cuidado.

Contacté al técnico para que lo venga a arreglar, realmente se le había escapado el gas, y yo y mis nulos conocimientos técnicos al respecto presumieron, que sólo lo iban a recargar y listo.

Pero el técnico al ver el aire, me indicó que era más complicado que eso y que después de arreglarlo le iba dar "una limpiada de confianza, ya que parece que no lo han bañado nunca al pobre".  No estaba lejos de la realidad, lo habían limpiado 2 veces ... en 15 años.

En fin, el problema no era ese, sino que era un aire de ventana, es decir, hueco cuadrado, grande, a la pared.

Tenemos un perro en el patio y dos gatos, así que me sentía protegida, el perro le ladra a todo lo que se mueve sobre el patio (gatos o palomas, mayormente), y muerde cualquier cosa que toca su territorio, siempre y cuando no habite en la casa (con nuestros gatos es amor del bueno).

Sólo por si a caso, puse una funda de basura negra pegada con masking tape a la pared, como para que no se vea desde afuera, pensamiento un tanto absurdo, porque es una funda, pegada con masking tape, no necesitaba ni un estilete para no sólo ver qué había adentro, sino que era como el tapete de "welcome" que ponemos a la entrada de las casas, en caso de que alguien desee meterse. Pero así es como funciona la mente humana, una funda detiene al mundo de que entren a nuestras casas (o a nuestros carros, algunos he visto que después de que le rompen el vidrio andan con una funda pegada hasta arreglarlo y con eso están seguros... lo peor, es que lo están).

Pero sólo para estar aún más segura, fui a la cocina, tomé el cuchillo y lo puse al pie del velador, y cogía a la gata para que duerma conmigo, ella siempre ha sido más celosa con la casa y con la gente que ingresa, mientras que el gato, ve que llega un desconocido y se sube al techo o se esconde debajo de la cama.

Funda al hueco, chuchillo en mano y gata en la cama, me fui a dormir sabiendo que no me pasaría nada.

Abría los ojos de vez en cuando para darme cuenta que el perro no esté ladrando y me asomaba a la ventana que daba al patio, por si a caso las sorpresas nocturnas estén merodeando los alrededores.

Pero el perro roncaba y la gata sólo levantó la cabeza porque al ponerme de pie, la moví.

Regresé a la cama.

Eso hice un par de veces hasta que creo haber conciliado el sueño. 

A las 5:00am., cambio de turno en el reloj biológico, sabía que se acercaba la visita al baño, pero tenía miedo de salir del cuarto, en donde por cierto había puesto seguro a la puerta.

Pegué la oreja en varias ocasiones a la puerta, sabía que me había quedado dormida y cuando es un sueño profundo se cae el universo a mi alrededor y a lo mucho cambio de lado en la cama, por ende no sabía si alguien había entrado o no.

La vejiga se hinchaba y sabía que tenía que salir, seguía con la oreja pegada a la puerta mientras bailaba tap para seguir resistiendo, sí, lo hago desde pequeña, cada vez que me tocan largas esperas antes de ir al baño, me pongo brincona, o me balanceo, no lo entiendo, pero así me pasa, y no se preocupen en burlarse, ya estoy acostumbrada de las risas de mi mami y mi esposo.

En fin, el momento de la verdad venía, tenía que salir, saqué el seguro de la puerta y giré lentamente la perilla, asomé un ojo entre el marco de la puerta y la sala, un segundo antes de salir, se me atraviesa la gata, quién sale corriendo del cuarto, al parecer con mi misma urgencia (pobrecita el aire acondicionado la tenía con las piernitas cruzadas), vi que nadie la agarró del cuello, ni ella se inmutó en su camino, así que seguí avanzando, pero había un sonido extraño en la casa y venía de mi cuarto.  

Me acerqué lentamente, pegada a la pared, protegiendo la espalda para evitar sorpresas, mientras me fusionaba con ella, llegué a  mi cuarto. ¡No! La funda no estaba en el hueco. "Alguien la había removido y yo ahí parada  en el medio de la nada casi a las 5 de la mañana con un cuchillo, un perro ruco, una gata ocupada y un gato escondido" pensé.

¡Pánico! ¡Horror!

¡Ah! y yo con ganas de ir al baño.

Di una vuelta rápida por la sala comedor (que no son para nada grandes), entré a la cocina, mientras corría (del evidente apuro), no pasaba nada, "seguro era el viento" pensaba o intentaba autoconvencerme.

Me dirigí al baño, y justo antes de entrar vi la cortina de la ducha cerrada, me acordé de la película psicosis y de las típicas anécdotas de que alguien está ahí siempre escondido, así que sin prender la luz, retiré rápidamente la cortina con la mano izquierda mientras acuchillaba lo que ahí se encontraba con la derecha, todo a la altura del estómago, ya que en CSI había visto que si hieres a alguien en el hígado o páncreas puede ser que muera instantáneamente o por lo menos lo dejas bastante mal herido.

Por la rapidez con la que había movido la mano, lo habré acuchillado unas 4 veces.

Dije ¿lo acuchillé?

Bueno, esa era la intención, realmente no había nada, así que mis vecinos se llevaron el susto de su vida, cuando a las 5:30am escucharon una carcajada escandalosa (así me río), mezclada con ecos de nerviosismo liberado.

La funda la había volado el viento, la pegué nuevamente, utilizando esta vez doble masking tape y regresé a la cama, con el cuchillo y la puerta con seguro, la gata no me quiso acompañar en esta ocasión.

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lunes, 14 de mayo de 2012

Diferencias EcuAlemanas (V Parte)

Este viene sencillo y cortito.

Me encontraba en la búsqueda de hilo y aguja desde Enero, porque se había desprendido un botón de mi suéter, pero cada vez que iba al centro me olvidaba de pasar por la tienda que me habían dicho que tenía estas pequeñas cosas impercetibles en el hogar.

Entré a la tienda de telas, hilos, cierres, botones y otras hierbas en donde junto a la persona que atendía se encontraba una mujer de unos 40 años y a lado de ella su perro.  

La venta se concretó mientras paseaban por la tienda y después de cancelada la factura la señora que atendía agradece a la clienta por su visita y se despide acariciando al perro como si él también fuese un cliente frecuente.

En los restaurantes las visitas de nuestros peludos amigos no es común, pero en las tiendas de cositas X son bienvenidos, exceptos en las que dicen específicamente no pueden entrar.  Me parece estupendo que los traten con respeto.

Siguiendo con los descubrimientos dentro de la tienda de los hilos, supongo que la falta de variedad en las telas y colores se debe a que es una pequeña tienda de una pequeña ciudad, pero lo que llamó mi atención es que el plástico en donde se encontraba enrrollado el hilo contaba con un filito en donde podías envolver el hilo, haciéndolo preso para una siguiente oportunidad, de manera que no guardes el "carretón" con la aguja clavada o que el hilo se pierda.

Lo que sí me dejó con los ojos fuera de órbita, es que en 4 hilos y un paquetito de 5 agujas, gasté 15 euros, una buena enseñanza para tener más cuidado con la ropa, evidentemente arreglar un hueco sale casi igual de costoso que adquirir una camiseta nueva.

Enlaces similares:
EcuAlemanas (I)
EcuAlemanas (II)
EcuAlemanas (III)
EcuAlemanas (IV)

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El Respeto

Pues es evidente que todos en algún momento de nuestras vidas hicimos un mal cálculo del tiempo y lamentablemente no llegamos a hora indicada.

Como no tengo compromisos con nada o nadie, sentía que perdía mucho tiempo sin hacer mayor cosa, el mismo que después de desperdiciarlo y saber que no había hecho nada relevante para mí como leer, pintar, escribir, me hacía sentir culpable por no haberlo aprovechado productivamente.

La culpabilidad se me pasa rápido porque no vivo con lamentos prolongados y hoy me esfuerzo a diario por buscar una mejor organización de mi tiempo, por ejemplo ahora estudio varios idiomas por mi cuenta, sigo tratando de aprender a programar, hasta hago un horario para escribir y no perder este hábito que tanto me gusta, en fin, disciplinarme con mis objetivos.

Una amiga me pidió ayuda hace dos semanas, para acompañarla hoy al cumpleaños de su hijo de 3 años y que la ayude tomando fotografías. No especificamos hora, pero ella me dijo que sería en la tarde, me pareció lógico ya que iba a ser en la guardería así que asumí sería casi al finalizar la jornada de los niños en el Kinder.

10 días después de cero manifestación, le escribo para saber a qué hora es todo, me invita a su casa (ese día me tocó cancelar por tener otra invitación) y me indica que vaya hoy a las 11am. Organicé mi día para estar de vuelta a las 2pm. y continuar con mis compromisos de autoestudio.

Cerca de la hora de salir para su casa, me escribe para "indicarme" que ahora la ida al Kinder era a la 1h30pm., y "no te apures, que hay tiempo".

¡Qué dulce! 

Pero el problema no es que sea ella una inconsciente del tiempo ajeno, no, ese no es problema, el problema es que no sé por qué, cuando yo me comprometo con alguien para algo, ese compromiso se convierte en mi prioridad y postergo mis cosas para cumplir ese compromiso y eso es lo que en este momento me tiene molesta. 

¡Uff! Por lo menos lo acabo de entender, este blog es realmente medicinal para mi cerebro. 

Estaba empezando a molestarme, su falta de tacto, de compromiso, por qué no avisarme antes, pero el verdadero problema es por qué no puede decir "uy lo lamento a esa hora ya no puedo acompañarte"  o "si voy a esa hora sólo te puedo acompañar hasta tal hora."

Por ende concluiría que la falta de compromiso o seriedad de una persona hacia el tiempo ajeno me molesta, porque aquí por buscar a esa "amiga" con quién compartir, permito irrespetar mí propio tiempo. ¡Válido!  

Hoy a lo que vaya a su casa le diré que lo siento mucho pero que sólo la puedo acompañar 1 hora y regresaré a hacer lo que tenía en mente. 

"Querido amor propio, puedes dejar de solapar tanto a terceros y respetar un poco más nuestros compromisos previos, gracias"

Siempre digo que para saber qué te hace feliz, primero tienes que sentirte feliz contigo misma y agregaré a esa reflexión que si quieres que te respeten, aprende por respetarte.

"El respeto y la felicidad tienen el mismo origen, ambas empiezan con uno mismo." @caminosclaros

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sábado, 12 de mayo de 2012

El sabio y el necio




(escuchar mientras lees)

Tiendo a ser una persona que cojo fijación con ciertos temas.

Los analizo y les doy vuelta en mi cabeza hasta encontrar la solución y por lo menos comprender por qué me ronda esa idea.

He leído en varias ocasiones de personas conocidas, queridas y otros medios como frases en twitter, que hacen la comparación entre las cosas que hacen o piensan los sabios y los necios.

"El hombre sabio, incluso cuando calla, dice más que el necio cuando habla." 
"Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado." 
"Los sabios emiten ideas nuevas, los necios las expanden."
...

En mi opinión, un sabio es una persona que no sólo cuenta con mucha inteligencia e intelecto en su vida, para mí ellos también llegaron a obtener un alto nivel de compasión, amor y tranquilidad a su alrededor.

Los veo como personas muy serenas, que analizan situaciones de manera objetiva y calmada y en donde si deben de ser participantes encontrarán una solución sin involucrar en ella una apreciación o beneficio personal, porque ellos han aprendido a ser resolutivos con pureza, sin fantasmas cerebrales que alboroten ideas bajo un objetivo egoista, sino natural, correcta.

Creo, que si nos encontramos con un sabio en nuestro camino, jamás hará referencia de cuan "limitado" es nuestro conocimiento en referencia al suyo o caerá en esa charla comparativa entre quién hace qué, cómo lo piensa o cómo lo desarrolla.

Tal vez el concepto de sabio en mi cabeza, no es del que hablan en las frases, porque para mí es la imagen de una persona que sentada en el medio de cualquier lado, sonríe por sentir la brisa del viento en su rostro y agradece porque el viento existe.

Creo que son personas que están en otro nivel de conciencia, de amor, de comprensión y definitivamente están en un lugar en donde el "yo soy mejor que tú" no existe, lo que realmente existe en su entorno, es amarte como eres, sin poses, sin adornos, sin historias, amarte así, así tal cual, respetando tu vida, guiándote, si así lo quieres y lo permites.

Pero esa es mi creencia por ahora y la idea me rondaba seguramente, porque yo necesitaba encontrar ese concepto para comprender, por qué cuando leía esas frases me sentía en desacuerdo.

"Creo que el sabio ya es muy sabio como para caer en juegos comparativos sobre quién es mejor que quién o quién tiene la mejor perspectiva de la vida." @caminosclaros

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miércoles, 9 de mayo de 2012

Proyecto Olímpico

No tengo la obligación de hacer algo, hoy en día.

Aún sigo buscando en qué ocupar la mente mientras limpio los caminos que creo que recorrería o bien me la imagino como Walt Disney, que tal vez por ahí podría ir o hay algo que hacer.

Imagino escenarios perfectos, imperfectos por donde me gustaría invertir el tiempo, porque por más maravilloso que suene, dormir todo el día después de una semana te genera una energía reprimida, que lo único que hace es que con la mínima canción brinques, como mono de rama en rama, o bailes por toda la sala, para gastar reservas que el dormir te ha acumilado.

Siempre he sido sumamente hiperactiva, pero me gusta hacer las cosas y ver resultados (papables, más allá de la sensación de saber que lo pude hacer, es ver que los hice).

Pero qué pasa cuando eres tu propio jefe, sin presión o resultados que ofrecer, pues identifiqué que eso es realmente demotivamente, por lo indicado en el párrafo anterior en donde tengo que palpar o visualizar los resultados.

Pues me inventé un método hace un par de semanas, para abarcar actividades, que generen en mi ciertos hábitos que me faltan para conseguir objetivos planteados.  El métido evalúan las actividades realizadas, vs. el tiempo empleado, para ver resultados sobre lo realizado, tiene estadísticas (que las podría observar y analizar como serpiente hipnotizada) que me ayudarían a guiar las mejoras de acuerdo a los cálculos que arrojen, así que por ahora vamos a ver qué tal me va.

El nombre del proyecto es "Proyecto Olímpico", y aunque suene trillado porque este año se realizan las Olimpiadas 2012, la razón es más sencilla, tengo plumas de colores con los colores dorado (oro), plateado (plata) y ocre (bronce), que me sirven para pintar mi agenda y mantener vistosas las cosas que hago, mientras las anoto (visual, al fin y al cabo).

Esta es mi tercera semana, he ido perfeccionando el funcionamiento del proyecto, porque sin darme cuenta (al inicio), la vagancia de mi ego había diseño el proyecto original para estafar al sistema, obteniendo "buenos resultados" con el mínimo esfuerzo. Pero por ahora ha sido solucionado y el resultado desde este lunes, después de esos ajustes, es yo "kaputt" a las 22h00.

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jueves, 3 de mayo de 2012

El Gatito y El Perrito

Mis padres han sido maestros 24 horas al día, de profesión y vocación.

Mi mami, que es europea, creció siempre con la independencia que su país le brindó, nos enseña cómo debemos de abrirnos caminos, dónde no existen ni si quiera senderos y a cómo tener paciencia sin temerle a los cambios con tal de conseguir nuestros objetivos.

Mi papi, un poco menos estricto que mi mami en la casa, no incentivaba siempre a soñar y a mantener el norte con sapiencia y vitalidad. 

Ambos llegaban un poco tarde a casa y los momentos compartidos iniciaban realmente, a partir de las 6 de la tarde, bueno, mi mami siempre se daba sus escapadas para que almorcemos juntas y nos dejaba haciendo los deberes para que en la noche no andemos con imprevistos, por supuesto, siempre salíamos con alguno, pero ese ya es otro tema.

En la noche, luego de cenar, veíamos televisión un rato y hasta los 13 años mi mami me hacía dormir.

Nunca quise decirle que desde los 7 años podía dormir sola, porque realmente sentía que ella lo disfrutaba más que yo, así que dejaba que lo haga sin queja y lo tomaba como parte de "nuestro tiempo".

En todo caso la rutina nocturna era un poco así, terminar de comer, ver las noticias con mi papi, lavarse los dientes, besito al papi y mamita al cuarto para hacerme dormir.

Lo gracioso viene a continuación, mi mami siempre me contaba un cuento, que nunca ha existido, que se llama, según ella, "El Gatito y El Perrito".

Y era más o menos así:

"Había una vez un Gatito y un Perrito que eran hermanos, estudiaban juntos, jugaban juntos, corrían juntos y eran muy buenos amigos.  Al llegar la tarde su mamá los bañaba para que coman limpiecitos en la cena, pero el Gatito, que era muy travieso, se había escapado mientras Perrito esperaba su comida.  En esto se escuchan unos gritos, acompañados de lamentos y entra a la casa llorando Gatito, un carro había pasado rápido por la calle y cayó en un charco de la vereda, salpicando esa agua sucia sobre el pobre Gatito. La mamá lo tranquilizó y lo sobó y lo sobó ... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz..."

"¡Mami, mami! ¿Qué pasó con el Gatito? ¡Mami!"

"... ah sí entonces entra corriendo y llorando el Gatito y la mamá lo toma en sus manos y lo sobó... zzzzzzzzzz"

"¡Mami, mami, mami!

Había caído en un sueño profundo, siempre se dormía en la misma parte de la historia, por ende un día dejé de despertarla, al principio me quedaba como búho en las noches viendo al techo, para eventualmente dormirme.  Nunca supe cómo ha terminado la historia, porque cuando le dije a mi mami "Por favor ya cuéntame como acaba esto", ella respondió muerta de la risa "no sé, siempre me lo inventé".

miércoles, 2 de mayo de 2012

Encuentro con La Loca

Hoy tuve un encuentro cercado del tercer tipo con la demencia.

¡Sí, hoy!

Salí de mi casa para realizar unas pequeñas compras para el desayuno de mañana y en el camino estaba la loca del condominio (porque aquí vive una loca, loca cucu, loca) y una señora que tiene un perro que se llama Alex, que es mi amigo.  Sí, mi amigo es el perro, no la señora.

En fin, al saludarla cruza mi mirada y mi voz con la atmósfera de la loca, quién caminaba junto a la dueña de Alex. 

Con un tono un tanto estruendoso, empezó a hablarme de manera acelerada y aunque me le hacía la desentendida, porque ella me hablaba en alemán y yo huía balbuceando cosas en español, ella insistía en hacerme conversación mientras me perseguía. Lo hizo hasta que crucé la calle.

Realmente me asusté.

Al regresar a la casa veo que ella caminaba sobre la vereda principal, al pie del condominio, pero en sentido contrario a la dirección a la que yo iría, así que pensé "si sigo por esta dirección en silencio, podré escabullirme hacia la entrada del condominio y correr a la puerta para entrar sin problemas y ella no lo notará."

Estaba como una pantera escondida entre las sombras, moviéndome sigilosa y silenciosamente.  Noté que ella seguía avanzando hacia la dirección contraria a la que yo me dirigiría y crucé la calle.  Mi yo interior gritaba "¡apúrate, apúrate, te van a descubrir, muévete!" Pero exteriormente estaba con la actitud de "¡aquí no pasa nada!".

Estaba a menos de 100mts. de llegar a la entrada adoquinada que llevaría al ingreso del condominio, estaba cerca, no faltaba nada, pero en eso un viento acaricia los cabellos de la loca y como fresca brisa decide darse la vuelta y regresar (por el camino en el que yo ya venía), mi yo interior exclamaba alterado "¡oh nooooooo! Ahí viene. ¡Huye, maldición, huye!".  

Rápidamente analicé las distancias entre ella y la mía y efectivamente si yo seguía avanzando nos encontraríamos justo en la puerta del condominio.

"¿Qué hacer? No quiero morir."

En eso, escuché un murmullo, mi yo interior se había calmado y con sutileza para evitar el susto u otra reacción abrupta de mi parte me dice "a tu izquierda, a tu izquierda".

Miro a la izquierda con mi eficiente rabito del ojo y encuentro un sendero que llevaba a la parte trasera del condominio, donde hay una jardín espacio de parrillada, etc., pero que a su vez, lleva a una entrada paralela del edificio.

Con la gracia de un ninja, deslicé mi pierna izquierda sobre ese sendero, por el cual después llevé a mi cuerpo, para luego huir despavorida. Caminé, caminé, caminé y caminé, fui tentada a voltearme para ver si me seguía o se encontraba viéndome, porque desde la vereda se ve el sendero, pero cuando estuve a punto de hacerlo se vinieron a mí todos los refranes del por qué no se debe ser curioso y del cómo se muere un gato por serlo, así que decidí continuar y vivir en la ignorancia.