martes, 18 de septiembre de 2012

Un día como hoy

Un día como hoy crucé el Atlántico.

Llegué a Ámsterdam.

Esperé dos horas, después de un vuelo de 16 horas, junto a niño hiperactivo que me escondía los zapatos.

Un día como hoy, vi un amanecer desde las ventanas de un aeropuerto, pensando únicamente en un reencuentro después de 6 meses de separación.

Un día como hoy, me perdí en el aeropuerto de Frankfurt y fui recibida por una amplia sonrisa y un hermoso ramo de flores.

Luego me llevaron a desayunar a casa de unos amigos que nos recogieron en el aeropuerto, tomé un agua rara que sabía al agua hervida de una playa donde vacacionaba, no me gustó por su puesto.

Luego caminé en medio de un parque, que parecía un bosque, vimos unos patos y nos subieron a un tren, donde me tocó viajar por casi dos horas de pie, dos maletas grandes y una pequeña que se había roto, las tres, MUY PESADAS.

Mi esposo, se esforzaba para que no me quede dormida de pie, para que pueda acostumbrarme al cambio de horario y la gente miraba como el cansancio me iba venciendo sin importar el esfuerzo que él realizaba.

Llegamos a una estación, que tenía una rampa para bajar con la maleta y me dijo que la distancia de caminar eran 10 minutos, pero las maletas estaban pesabas y una estaba rota, los zapatos ya no estaban tan cómodos y me habían sacado una ampolla que al momento estaba sangrando.

Tenía sueño, hambre, cansancio agotador, sed y las fuerzas ya no estaban en su mejor potencia, pero seguimos, poco a poco, parando y midiendo que cada minuto, faltaba menos.

El camino de 10 minutos, se convirtió en casi media hora, pero la emoción seguía siendo más agradable de lo que estaba viviendo.

Hoy, comprendo que esa bienvenida agotadora, lenta, laboriosa, vivida era sólo un breve resumen "físico" de lo que este año sería, dos blanquitos, avanzando de a poco, con la fuerza necesaria para darnos ánimos, cuando la voluntad del otro se esconda, cambios que se viven, que te sacan completamente de un contexto acostumbrado.

Ya cerca de la casa, un vecino desconocido, nos dijo, "los ayudo" y sonriendo despeinados dijimos, "gracias, pero ya llegamos".



Etapas de ajuste y de conocimiento, siempre serán más sencillas porque estamos juntos. 


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martes, 11 de septiembre de 2012

El respeto a las PeQueÑas COsaS

Tiendo a ser detallista, minimalista, encuentro cosas debajo de grandes desórdenes, detecto sabores de platos que algún día probé y me gustaron, es muy probable que no recuerde la forma en la que me vestí ayer, porque eso para mí fue una visión macro de las cosas, pero de seguro mis zapatos estarán igual de cómodos y el jean y mi camiseta igual de largos.

En este reconocimiento de detalles, llegue a un cuento de Ray Bradbury, que leí hace casi 20 años, pero nunca olvidé lo que para mí fue lo más importante, la variación de una vida como la conocíamos a causa de la muerte de una mariposa, la explicación del guía, antes de llegar a la era deseada, fascinante y bastante explicativa para lograr comprender cómo pequeños actos afectan nuestro mundo de manera diaria y constante.

Sin saberlo bien porque, llegué a conocer a Willard Wigan, una persona que nació en Inglaterra en 1957, es disléxico y tiende a tener problemas de comunicación con su entorno, aunque después de ver su charla en TED, concluiría que su "problema" es que ve las cosas desde una perspectiva diferente. Hubo una parte en el video en que te concentras tanto en lo que dice, con su postura, con sus manos, que cuando menciona "...lo diferente que se pueden comportar los materiales a ese nivel molecular, no a esta escala..." , hubo un juego de cámaras que hizo que salgas de este micro mundo en el que ya habías ingresado gracias a su minuciosidad, que luego ver el teatro en dónde se encontraba, hace que realmente te sientas pequeño en esa habitación tan grande.

Su especialidad, la micro-escultura, trabaja reduciendo su nivel arterial y se mueve entre los latidos de su corazón, controla su pulso, su respiración, sus movimientos, hace pinceles de bellos que se encuentra en su rostros y muñecos de esas pequeñas fibras que brotan del cuello de su camisa.  Sus obras duran en producirse entre 6 a 7 semanas y trabaja mayormente en las noches, donde el silencio no le trae sorpresas para el control de sus movimientos.
Golden Harley

"El hecho de que no puedas verlo a simple vista, no quiere decir que no exista".
"La nada, no es un término correcto, porque siempre hay algo".

Son una de las frases que mencionó en sus charlas

Earth
Su trabajo muy inspirador y al igual que Bradbury, realzan ese respeto por las pequeñas cosas, por ese aprecio minimalista, por esa conciencia sobre nuestro entorno, nuestro metro cuadrado, nuestro lugar, nuestro aire, nuestra vida, nuestro todo. 

En caso que deseen:
Leer El ruido de un Trueno de Ray Bradbury
Saber más sobre Willard Wigan

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