miércoles, 10 de septiembre de 2014

¡No tenemos pan!

Entre los paseos a los que salgo por la ciudad, con la cámara a cuestas, mirada al horizonte y audífonos en las orejas, estuve esta semana en el Volkspark.  

 Es uno de los parques más grandes de aquí, tiene varios sectores para estar acostados tomando sol, hacer un picnic, salir a trotar, ir con los niños a jugar.   Pero a mí lo que más me gusta es el lago.  Tiene patitos y cisnes y esta semana que fui, vi por primera vez tortugas.

Mientras estaba embobada, aprendiendo aún entre qué apertura utilizar cuando tienes cierto ISO y a eso cuadrarle la velocidad del caso, pasé minutos inmóvil para tratar de captar a estos animalitos que se mueven muy de prisa, sobre todo cuando las personas les echan pan.  Al parecer siempre tienen hambre, desde luego que esto no incluye a las tortugas, que las veo constantemente muy ecuánimes.

Billy The Kid & Johnny West
Pero lo más gracioso de ese día, fue que después de perseguir a los cisnes en el lago pequeño, que se vea el reflejo, que salgan los dos, que no salgan los niños que estaban por ahí para que no me vengan a reclamar, etc, etc, etc, pensaba mientras los enfocaba, en la gracia que tienen estas aves.  Se mueven con una total solemnidad, con tan elegancia y belleza, como sabiendo que el mundo se detiene al verlos pasar.  Realmente me sentí agradecida de estar ahí.  Una hora después de tanta belleza, ya había llegado una amiga de Venezuela con quien recién estamos iniciando el contacto y mientras conversábamos y me presentaba a su hija, quien es una cachetona hermosa.  Veo que a lo lejos, los cisnes salían del lago.  La gente alrededor se detenía a su paso, abriéndole camino a su majestad.  Sus pasos bastante torpes, a pesar de no querer su postura, los mantenía hermosos, pero ya no tan elegantes.  Hicieron que un señor detenga su bicicleta a su paso y que la multitud, quién en su momento rondó el lago, se disperse.  Todos creíamos que iban a ir al lago más profundo, donde estaban los patos y una manada de cisnes grises que esta vez no fotografié. Pero estábamos equivocados.  

Billy The Kid
Los cisnes, tenían hambre y en vista de que nadie iba a su laguito a darles algo de comer, habían decidido salir a la búsqueda, pero al puro estilo del viejo oeste.  Yo los había visto que se acercaban lentamente en su paso de malandrín de cantina, mirando a su alrededor, quién de los viejitos portaba una funda de pan, para hurtarla de sus manos.  Se acercaron a nosotras y nos acorralaron.  Los bauticé Johnny West y Billy The Kid. Billy tenía el ala, a mi parecer, rota (vale la aclaración que no sé nada de aves, pero creo que si las plumas están apuntando al sentido contrario no debe de ser bueno) y un rostro de pocos amigos.  No teníamos pan y por su puesto intentamos decírselo a Johnny y a Billy.  Creímos que si los ignorábamos se irían eventualmente y buscarían otras víctimas.  Yo en ese momento ya había guardado la cámara y protegía el estuche por si a caso me tocaba salir corriendo, soy super miedosa con los animales que persiguen a los humanos.  Mi amiga, protegía a su hija y yo a la cámara, cada uno en su rol de importancia del momento.  Estuvimos así algunos minutos, tuve tiempo de sacar la cámara nuevamente, cambiar el lente, enfocarlos, y tomarle fotos a Billy the Kid, aprovechando cuán cerca los teníamos.  Mientras tanto, Johnny tomó de rehén a mi amiga y no me quedó otra opción que acceder a sus peticiones. Debía salir del parque para ir a la cafetería de al frente a comprarles pan.  Regresé cuanto antes, no las habían lastimado aún. Les empecé a dar los pedazos de pan en trocitos, con la mayor rapidez del mundo, porque si me demoraban mucho habían indicado que se acercarían a arrancarme los dedos y no deseaba comprobar si eran o no cisnes de palabra.

Se acabaron los panes y venían por más, ya para ese entonces, los patos habían salido de lago y las palomas estaban aún más cerca.  Esto sería una matanza.  Así que al lanzamiento de los 2 últimos pedazos de pan, le dije a mi amiga, ¡Toma a la pequeña que nos vamos, AHORA!

miércoles, 20 de agosto de 2014

De Mercadóloga a Tejedora

http://dawanda.com/shop/amanu
Han pasado ya casi 3 años desde este cambio radical, del que podría concluir que me lancé desde un avión sin paracaídas y creo que al fin he aterrizado sin problemas o fracturas.

Cuando mi hermana se enteró que iba a venir a vivir a Alemania, un Marzo del 2011 ella empezó a revisar un poco de la ciudad en la que viviría. Me conversó lo que había visto y yo con total franqueza le indiqué que prefería no saberlo. No porque no apreciaba la forma en cómo se quiso hacer presente en mi vida en esta nueva aventura, sino porque me conozco y sabía que si lo pensaba mucho podría arrepentirme. Es como cuando mis amigos organizaban idas de fin de semana a la playa con 15 días de anticipación, decía que sí y luego un par de días antes decidía quedarme. Pero aquellos que me lo decían de un día para el otro contaban con mayor probabilidad de que los acompañe. 

Es como una lucha interna, entre mis expectativas y lo que en realidad sucedería. Soy una persona que casi no ingiere bebidas alcohólicas y cuando estas en cierta etapa de tu adolescencia tiendes a estar muy expuesta a estar con personas que se han excedido en este consumo. No sólo tu grupo de amigos sino gente desconocida a tu alrededor, sin mencionar aquellos que te juzgan de aburrida porque no les aceptas un trago. Pero eso es parte de otra historia, lo cierto es que mientras pasaban los días para ir al viaje planeado con anticipación imaginaba todas las posibles escenas a las que me iba a exponer, dichas situaciones o conversaciones que en el fondo sabía que no me iba interesar escuchar o estar presente, haciendo que mi balanza se incline al lado de "mejor quedarme en casa". Lo mismo podía suceder con fiestas o reuniones, u otro tipo de viaje. Yo y mis demonios. 

Todo esto era realmente parte de algún tipo de inseguridad frente a mostrarme como soy, por buscar la aceptación de los que me rodean. ¿Pero qué sucede cuando tu entorno cambia y te toca reconstruir todo, empezando por ti mismo?  Es toda una historia. El primer año aquí, llegué como león de una selva lejana con ínfulas de continuar con mi reinado. Pero cuando ruges y nadie te entiende es un poco difícil de continuar con el legado. Así que tocó adaptarse a todo. Luego de que te adaptas a todo, tu yo saldrá alborotado y ahogado por el cambio y te hará querer seguir luchando para ser quien fuiste, pero a punta de agua de manzanilla y té de hierbas lo calmas y empiezas a negociar, qué es lo que te importa realmente, qué de aquello que dices ser es lo que realmente eres y qué de aquello que has aprendido estás dispuesto a dejar que sea parte de este nuevo ser reconstruído.  En esta disputa de asimilación, aceptación y cambio, te encuentras en una lucha constante, a la que yo relaciono con Mr. Hyde y Dr. Jekyll, sin llegar a la parte de hacerle daño a nadie ... aún.

Lo cierto, es que las personas estamos realmente expuestos a cambios en todo momento, no es necesario irse de un país para percibirlos, simplemente a veces jugamos a ser sordos de nuestro entorno y decidimos enfrascarnos en nuestra zona de confort en donde el tiempo no pasa o creemos que es inexistente.

Eventualmente, si es que aprendes a ser sensato contigo mismo, extraerás la esencia de lo más importante. Es sumamente difícil si eres una tejedora de posibles escenarios, pero es viable.  Esta depuración, sanación, reconstrucción, o cualquier palabra que más se les ajuste a sus gustos, los guiará a un encuentro de paz en su sistema y lograrán vivir en un presente sin aferrarse a las expectativas, porque una cosa es tener en mente las posibilidades y otra vivir de una de ellas para no vivir la realidad. Apreciaremos más lo que hayamos realizado, tangible o intangiblemente, mientras disfrutamos de esta depuración mental, dejando que la vida nos sorprenda.


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miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Partiremos al amanecer!

Zentangle
Entonces sucede que hace unos días me reuní con una amiga a almorzar y me comentó que estuvo en una reunión, días atrás, en donde hablaban de cosas que yo había podido concluir hace ya un par de meses.

Me encantan estas afirmaciones, en donde se crea una confirmación que satisface a tu mente, indicándole que lo que has concluido es correcto y no parte de tu imaginación.

Pues una vez que el escenario se aclara, hay que emprender el plan que hará que se rompa con la estadística. Pulir los engranajes para que la máquina no cometa error al andar, seleccionar las herramientas para que se hagan los ajustes necesarios y replantearse estrategias y objetivos para redireccionar las velas. 

¡Leven anclas! ¡Partiremos al amanecer!

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jueves, 22 de mayo de 2014

Los Consejos y los Regalos


Hoy, después de un consejo recibido ayer, creo concluir que los consejos y los regalos representan la misma acción.

Es algo que te dan sin esperar, que te sorprenden (por buenos o malos), que aprecias y agradeces, que recuerdas a pesar que ya no estén, que pueden venir de quien sea y que son más importantes cuando alguien de tu estima y cariño te los entrega.
 
¿Cuál es el secreto de dar un buen consejo o un buen regalo? Para mí, es tratar de conocer a la persona, saber qué es lo que necesita, cuál es su verdadera creencia, qué lo hará sonreír o sentirse mejor después de recibirlo.

Un consejo que no se acopla a tu forma de ser, es como que te regalen un vestido o camisa que no sea de tu estilo.

Ayer, recibí un regalo de una persona que aprecio. Su personalidad y forma seleccionada de vida, me hacía verla, bajo mi criterio, un buen ser humano. Hay algunos aspectos en los que no compaginamos, pero me tiene sin cuidado, ya que soy de aquellas personas que comprenden que lo único que tiene en común el ser humano, es que todos somos diferentes. Gracias a su palabras pude apreciar un cambio positivo en mi personalidad. 

Hace unas semanas le había solicitado un favor y su respuesta no fue concreta o correcta.  Entendí en una entrega de íconos incoherentes, que no iba a poder realizar dicho favor, pero hubiese esperado una respuesta frontal.  Una semana después tuvo un plan, para que ese favor "pendiente" lo realice otra persona, que bajo su criterio podría ser de mejor ayuda.

Su sugerencia, bastante graciosa, fue decirme "Lulú y yo no somos muy amigas, somos personas cordiales entre nosotras y para acercarte a ella tienes que seguirle el hilo, yo no tengo tiempo, pero tú si puedes hacerlo...". En ocasiones anteriores el no tener una responsabilidad por obligación me hacía creer que "no tengo nada que hacer" y ese tipo de comentario con respecto a "tú sí tienes tiempo", me molestaban bastante. Hoy, no tengo una obligación impuesta, pero tengo una obligación adquirida conmigo misma, la misma que gozo a diario ya sea con metas diarias, proyectos o hobbies que ese día deseo realizar. He aprendido a decidir cómo organizo mi tiempo y con quién compartirlo. Quiero ser optimista y pensar que no fue un "ataque" de su parte, haciendo referencia de que de acuerdo a sus palabras todos sus días son una locura y pues los míos, son locamente divertidos.  Continuando con el consejo sugirió la forma adecuada para abordar a Lulú, para que "me coja cariño" y pueda hacerme el favor, sin que ella piense que hubo un acercamiento con interés de mi parte. 

Me encuentro bastante satisfecha con la forma en cómo he tomado este consejo, o sea ella me estaba diciendo que tengo tiempo para manipular a un ser desconocido, con el fin de tomar ventaja eventualmente sobre su posición.  En otras ocasiones, ese consejo, hubiese terminado en muecas de mi parte, tal una aclaración con respecto a lo que su consejo conlleva, pero en esta ocasión le dije "Gracias por tu consejo lo tomaré en consideración". Que es lo mismo a cuando abres un regalo que no te gustó en Navidad, sonríes coges el regalo y lo olvidas mientras abres el otro regalo.

¡Buen trabajo Irina!

Creo estar en un buen camino, para la simplificación de mi vida y me agrada. 
"Deberíamos aprender a hacer y a rodearnos de aquello que nos hace felices, descartando cualquier cosa que nos desvíe de ese objetivo." @IriCevallosO

jueves, 8 de mayo de 2014

Tres veces siete

Tres está incluido siete veces en veintiuno y a estas alturas cualquier respuesta es válida y aceptada.

La estadística y las entrañas indican que un gran sí se acerca, pero la impaciencia de vivir en el purgatorio, congela el progreso y nubla la objetividad.

Esto ya ha pasado antes, al purgatorio me refiero. Es como si la mente cesa su actividad, para no generar algún tipo de expectativa, se congela, no fluye, no crea, no resuelve y cuando el calendario indica cuánto tiempo ha transcurrido, reconoces cuan larga ha sido tu estadía en el purgatorio, ¡ha sido verdaderamente eterna! Notas que lo único obtenido han sido unas cuantas canas no planificadas, que se reproducen con la velocidad de un rayo, pero como si pertenecieren a familia de las ratas, conejos y tortugas.  Silenciosamente aparecen con un peinado diferente, descubiertas por los ganchillos que evitan que el cabello corto o recién nacido se deposite sobre tu frente. 

Tres veces siete o siete veces tres, se contienen en similar fórmula numérica, donde la esperanza sigue a la espera de aquel cambio, de aquel deseo, de la realización de un sueño, del nacimiento de un camino, de un apoyo, de un destino. 

Los granos pasan por la cintura estrecha de aquel viejo reloj de arena y mientras hipnotizados observamos el final del proceso, notamos que los granos descienden casi uno a uno por aquel agujero, nuestro cerebro se activa y levantamos nuestra mano, que dará la vuelta al reloj después de que descienda el último grano.  

"El tiempo sigue como el río por su cauce, dejando su paso marcado por el calendario".  @IriCevallosO

viernes, 21 de febrero de 2014

Sembremos conocimiento

En algún momento, cuando somos pequeños, creemos que burlarse del desconocimiento de nuestros compañeros de escuela, es gracioso.  Que una persona se equivoque cuando el profesor pregunte, rompe el hielo en un día de escuela y aligera las emociones sobre el miedo a equivocarse.

Es también común que cuando somo pequeños, pero no tan jóvenes, tendemos a burlarnos también de las personas que debido a su ignorancia tienen opiniones cerradas, llenas de temor.  Tratar de convencerlos de una idea diferente, es un reto largo, difícil.  Porque hemos crecido todos dentro de un ambiente donde el que no sabe, sirve de burla para el resto, más en las mayorías de los casos no es ayudado para salir adelante. 

Qué fácil es criticar el conocimiento de las personas en lugar de trabajar o tomar cartas al respecto para sacarlos de su ignorancia y esperar a que la vida sea igual de justa y nos pague de la misma moneda cuando seamos nosotros lo que desconozcamos algo.

Que alguien te enseñe o te explique, no quiere decir que es alguien superior a ti, sólo que su corazón es más grande y desea invertir su tiempo para que tú también puedas crecer. 

He aprendido y sigo aprendiendo, que una respuesta incorrecta, aunque suene graciosa por la simplicidad de sus argumentos, debe de ser pulida y nutrida para que en futuro su nivel de análisis sea más profundo y con esto su nivel de análisis más elocuente. 

¡Aprendamos! ¡Aprendamos siempre! 

"Sembremos conocimiento, para cultivar buenas ideas y cosechemos una mejor calidad de vida, acompañada de amor, respeto, paz, tranquilidad, estabilidad, mejoras y cambios." - @IriCevallosO -

viernes, 7 de febrero de 2014

La Fórmula de la Felicidad

En un evento cualquiera, cada persona asimilará en su cabeza lo que en ese momento tuvo prioridad en su vida.  Situaciones, personas, luces, esquinas, música, que se guardarán en nuestras mentes.  Creemos en muchas ocasiones que algo que nos haya causado placer o malestar ha generado la misma sensación para la persona que estuvo a lado nuestro, porque así de egoístas tendemos a ser, olvidando que cada ser humano o cada individuo, tiene propia perspectiva ... su perspectiva individual.

En base a esta única experiencia (de cada uno), nacen historias que se juntan, que se hilan, resultados que se asumen, conclusiones a las que se llegan, por tener un ápice de verdad o conocimiento con respecto a algo. En muchos casos, las personas atinan con esas conclusiones, en otros no. 

Pero entro en la controversia de pensar qué tan individuales son nuestras ideas.  Si el ser humano tiene un consciente y un inconsciente y en teoría el inconsciente es infinitamente grande, ¿existirá un punto en donde mi inconocimiente y el de la persona que este junto a mí se entrelacen, unen, toquen, junten?

Entonces, ¿somos seres individuales, unidos por un conocimiento inexplorable y/o desconocido?


Muchas frases dicen que vivir el presente nos da paz, que el no asumir te libra de errores, que comprenderse a uno mismo nos armoniza, que soñar y planificar son las bases para conseguir nuestros objetivos, pero la que más me gusta, es la que habla de liberarte de todo aquello que te molesta, para ser feliz. 

Es decir que si unimos todos los consejos previamente mencionados, podríamos concluir que si nos esforzamos diariamente, alcanzando nuestras metas del día a día, sanando los errores que se puedan solucionar y descartando lo que no nos sirva, alcanzaríamos nuestros sueños en paz y felicidad.
 

"La vida no es la que uno vive, sino la que uno recuerda." - Gabriel García Márquez

miércoles, 5 de febrero de 2014

Bloqueo bestial

Presumo que algún cambio me está rondando.  Que existe algún tipo de inconveniente irresoluto o sencillamente creo que me encuentro ocupada.

Lo cierto es que he intentado escribir desde noviembre e inicio con una buena idea y luego cuestiono mis propios argumentos, transformando mi estilo, si es que se puede decir que tengo alguno, en ideas que no sólo cambian de forma mientras las lees, sino que hasta se cuestionan y contradicen.  Así que llego a la mitad del escrito.  Lo pongo en el borrador y cuando lo vuelvo a leer, decido borrarlo.

La verdad, no es que me moleste no escribir, siempre escribo cuando quiero, pero me gustaría entender el cambio o el motivo de este silencio no verbal. 

En tal caso, decidí que no deseaba esperar para la entrada triunfal y preferí hacer esta acotación a la situación, porque considero que cuando hay algún bloqueo, pues siempre hay que ver la forma en cómo se lo impulsa para salir adelante. Así que me disculpan, si por no darles una anécdota, una reflexión, algún mensaje o por lo menos un chiste, pero hay que darle espacio a la mente a que organice sus ideas, para que luego las traduzca en palabras.

¡Muchas gracias!   ¡Hasta la próxima entrada!