Y como dice el príncipe de la canción "Yo he
rodado de acá para allá", esta búsqueda del rumbo, este principio en esta
tierra bárbara, sí que la he visto complicada, pero bueno, entre el aprendizaje y risa seguimos avanzando.
Ayer recibí una llamada alentadora, una de las
aplicaciones que había enviado la semana pasada, me llamaba para una entrevista hoy a las 11am. "Se rompió la maldición, una entrevista, una
entrevista al fin" daba brincos mi corazoncito de la emoción.
Luego, quise revisar un poco de la empresa, para
hablar sobre la misma en la entrevista y no quedar como "pues no, no sé
nada de ustedes" y descubrí un pequeño problema, al parecer cuando
apliqué, no comprendí totalmente el nombre del cargo y había aplicado para
vendedora.
Nunca he trabajo en ventas, aunque parte de mi
experiencia laboral ha sido capacitar a la fuerza de ventas y he dictado capacitaciones para las empresas que he trabajado, pero trabajar
como vendedor, no aparecía entre mis experiencias, pero si ya me habían llamado, había que sacarle provecho.
No pude dormir toda la noche, cerraba los ojos y
elaboraba posibles preguntas en mi mente, que traían consigo una respuesta,
pero sobre todo "para qué me habrán llamado, a ver 100% trabajando en
marketing y me llaman a la cita de ventas, seguro les gusto algo del curriculum
y decidieron conocerme" (ya me había pasado algo parecido hace unos meses
atrás).
Por la mañana me puse a buscar las palabras que en
mi diálogo mental de la noche no habían fluido y no deseaba que fueran trabas
para una conversación. Conforme se acercaba el tiempo comprendí que todo lo que
sucedía eran nervios, el estómago se movía como polilla alrededor de un
bombillo de luz encendido, las palabras tuve que anotarlas en mi agenda porque
mi cabeza se reusó a archivar algo nuevo, ya tenía bastante la pobre
controlando a la polilla.
Llegué, 10 minutos antes de la hora pactada y me
metieron en una sala de espera CALIENTE junto con otro candidato, una persona
un tanto mayor que jugaba de local,
el me miró con terror por mi juventud y yo (¡PUAK! - vómito mental)
aterrorizada de que esto sea una entrevista en la que meten a varios candidatos
para hablar de nosotros y después decir por qué debo de contratarte a
ti y no a él (técnica que considero muy cruel).
Lo bueno, es que a veces sé administrar la cara y
saqué mi agenda y me puse a pintar en ella, para soportar la espera, sin que se
me baje la presión. El local, empezó
a toser, como botando su existencia, entonces, sala caliente, nervios y tos desgarradora,
no quedaba otra que imponerme, así que estornudé y marqué mi territorio con mis
gérmenes.
Se escucharon unas voces en el fondo, alguien
había llegado. La polilla se alborotó nuevamente.
La persona de la recepción se pone de
pie y avanza hasta la sala de espera, asoma la punta de la nariz en el marco
de la puerta y dice "Sr. Wachiwachi, pase por favor y mil disculpas la
espera".
"¡Ah!
El tipo había llegado tarde!" El local era la primera
cita del día y ya tenía que haber esperado un buen tiempo, porque yo ya tenía
25 minutos ahí y era la segunda cita del día, por ende, me iba a tocar esperar
aún más.
"¡Ándate!"
Me dijo mi mente, quién me había intentado mantener en calma después del ataque
de nervios previamente. En lo personal, considero que quién llega tarde a una cita, sin ofrecer una disculpa o por lo menos lanzar algún chiste, tiene poco interés, compromiso o ganas de estar ahí.
"¡Ándate!" (mi mente
tiene la misma opinión sobre las demoras, por eso la insistencia), pero decidí
quedarme hasta que yo quiera irme.
Pero entre estos diálogos mentales, escucho voces
en el pasillo, seguidas por pisadas que se acercaban hacia la sala de espera.
Un calvito de dientes separados y aliento a
chimenea, menciona mi nombre y me invita a pasar, en el camino a su oficina, me
pregunta "¿De dónde eres?" "De Ecuador" respondí,
"¿Dónde?" "Sudamérica", preferí evitarme las clases de
geografía.
Tomé asiento y empezó a preguntarme que qué hacía
ahí, mientras revisaba su facebook, hubiese sido genial que por lo menos ponga
"Entrevistando a la Frau Cevallos" en su estado, como para ponerle un toque de
"me importa lo que me vas a decir".
Luego pasamos a conversar del cargo, experiencia en ventas, alemán perfecto, etc. A lo que acoté que me parecía correcto su requerimiento, pero que pensé que habían leído mi curriculum (no lo había leído) y que a lo mejor había consciderado mi experiencia para algún otro requerimiento. A lo que indicó, queriendo chequear qué decía mi curriculum (abrió el archivo y lo miró rápidamente desde su computadora, en un vista rápida con el scroll) que "para el puesto de ventas, necesitas saber 100% alemán hablado y escrito", es decir, como diríamos en mi ciudad "Retire sus multiproductos y vaya por la sombrita" (cortesía del programa de TV Haga Negocio Conmigo).
Luego pasamos a conversar del cargo, experiencia en ventas, alemán perfecto, etc. A lo que acoté que me parecía correcto su requerimiento, pero que pensé que habían leído mi curriculum (no lo había leído) y que a lo mejor había consciderado mi experiencia para algún otro requerimiento. A lo que indicó, queriendo chequear qué decía mi curriculum (abrió el archivo y lo miró rápidamente desde su computadora, en un vista rápida con el scroll) que "para el puesto de ventas, necesitas saber 100% alemán hablado y escrito", es decir, como diríamos en mi ciudad "Retire sus multiproductos y vaya por la sombrita" (cortesía del programa de TV Haga Negocio Conmigo).
Terminamos la reunión en menos de 10 minutos, más
invertí en el viaje y la espera que en la conversación como tal.
Nos dimos la mano y mientras salía de su oficina
decidió encenderse un cigarrillo.
Lo interesante de esto, no es la falta de cómo
jugó con el tiempo de los demás, el quemimportismo brindado a la entrevista, el
desinterés por conocer o sacar provecho de cada candidato entrevistado (cosas
que yo sí he realizado cuando me ha tocado reclutar personal) no, realmente
nada de eso importa. Lo más relevante de esta experiencia, es que en
la página de internet de la compañía, encontré yo (la que no habla, ni escribe al 100% el
alemán) 2 errores ortográficos.
Forma correcta: Produkte |
Forma correcta: ist die |