lunes, 6 de agosto de 2012

Sentidos: Lo olí tanto que lo saborié

Hace ya algún tiempo, nos fuimos con mis compañeros del colegio de excursión a una pasteurizadora. Había llovido de manera interminable el día anterior y cuando llegamos al lugar, el sector del establo, estaba completamente enlodado, no se podía distinguir sobre qué era lodo y qué eran las eses de las vacas. El olor del lugar era terrible y nauseabundo, tuve que superar un gran tiempo de arcanas antes de seguir al guía, que nos llevó por todos los lados en donde se procesaba la leche.

Años más tardes, mi papá compró un queso maduro en algún lugar del país y lo trajo a la casa, entusiasmado porque compartíamos el mismo gusto por ciertos quesos, pensó que tendría alguien con quién degustarlo, sin embargo se llevó la terrible sorpresa, de que casi vomito al probarlo.

Resulta que el sabor de ese queso me recordaba al olor del establo. ¡Sí! Lo escribí bien, me supo a lo que olía el establo, despreocúpense cuando le dije a mi papi la frase, casi se cae para atrás, porque no comprendió en el momento lo que realmente le dije, para él, son dos cosas diferentes lo que hueles a los que saboreas, y está en lo correcto. Nuestro cerebro está dividido por varias zonas y cada una de ella se activa con la reacción de nuestros sentidos.

Pero si todo nuestro cuerpo está conectado entre sí porque somos una gran masa de nervios, fibras, ... células interrelacionadas unas con otras, conectadas por transmisiones energéticas, quién me dice a mí que algo que olí, no sólo activó la parte del olfato de mi cerebro, sino que luego se almacenó en el cajón de los recuerdos, y sucedió lo mismo sucede cuando comí ahora el queso, de manera que al probarlo, esto me hizo recordar algo, que ya había olido.

Pues tiene sentido, por lo menos para tí.

Cuando cocino, no lo hago con recetas, para mí es suficiente oler los ingredientes "mezclarlos en mi mente" y sé si la mezcla será o no buena.  Claro, no soy chef, por ende a veces la consistencia no siempre es la correcta, por ende creo necesario leer más sobre las técnicas, porque definitivamente con la mezcla de sabores no tengo problema.

También me ha pasado cuando voy a un lugar que cuenta con olores tan fuertes que se pueden saborear. Pero según yo, tiene su lógica, el olor es un gas. Está en el ambiente, en el aire, ahí, como un gas, un vapor (si viene de una olla que se cocinaba con algo) y la nariz y la garganta están conectadas por mismos conductos (ya que por ejemplo uno puede respirar por la boca), ¿por qué no se puede dar el caso, de que algo que se huele, se mezcla con los líquidos de nuestra boca y tarán, convertirse en sabor? Entonces, la afirmación de lo olí tanto que lo saborié, es cierta.

Breve cuento
Paseando por la feria del pueblo, de esas que nos visitan cada año, caminaba entre una multitud de gigantes, observando todo a mi alrededor, para evitar desaparecer entre las pisadas.  de pronto en medio de tanta gente, un olor a caramelo caliente, derretido, casi tostado con una ligera pizca de canela invadió mi nariz y haciendo contacto con recuerdos, sonrisas, sueños y anhelos, como un viaje al pasado para proyectarse en el futuro, para sin darme cuenta aterrizar al pie del quiosco que emanaba ese olor, debía de comprarlas, sabía que con ellas viajaría por esos sueños que dan gusto de tener estando despierta.

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