Las ramas danzan con el viento,
los frutos caen sobre la tierra,
las piedras anuncian tu llegada,
mientras la luz juega entre las ramas,
los animales del bosque,
reconocen tu llegada,
y guardan tu esencia, tu olor,
para identificarte en tu siguiente visita.
Eres parte su ambiente ahora,
de su parque.
Las hojas descienden ligeramente,
anunciando el final de otra temporada del año.
Es hora de aceptar el paso del tiempo,
de dormir, de ir más lento,
de darle paso a los futuros brotes,
del siguiente año.
Juego entre las ramas más altas
de los siempre verdes pinos,
y cuando se distraen las madres,
les halo la cola a los venados bebes,
para ejerciten las piernas,
y corran con rapidez.
Me siento en la mesa de pic-nic,
donde visitan los mortales mis parque,
mi parque salvaje,
el que cambia de color durante todo el año,
el que está lleno de senderos,
el que brinda amor, tranquilidad y alegría,
a sus visitantes.
Yo estoy ahí siempre,
entre las ramas,
entre las sombras,
entre los rayos de luz,
soy ese paso que sientes que te acompaña,
el que hace que los animales corran,
el que hace que las ramas bailen a mi son,
soy el danzante del bosque
¡Bienvenidos a mi casa!
Espero la cuiden como propia... ¿o será mejor como prestada?