martes, 12 de noviembre de 2013

¡Amaos y respetaos los unos a los otros!


Ahí en esa línea difusa donde lo que es no es lo que parece 
y lo que parece no siempre es lo es, 
nacen las confusiones, 
el asumir, 
el juzgar.

Nacen las malas reacciones, 
las historias complicadas, 
los enredos personales.  
El drama.

Nacen esas historias imaginarias al respecto de la gente, 
a quienes conocemos más por lo que creemos que son 
que por lo que son realmente.


Cerramos o abrimos puertas al azar 
según nuestra mente y sus prejuicios.  
Sentenciando al ser humano a un adjetivo calificativo 
de nuestra ideología.

Ideología irrefutable y perfecta 
de las que nos creemos dueños, 
al respecto de la opinión ajena, 
sin darle margen al error.

¡Sálvense de nuestras mentes!
¡De sus propias mentes!

¡Corran! ¡Aléjense! 

Perdemos mucho tiempo planeando nuestra historia 
queriendo ser alguien para el mundo, 
sin recordar que el mundo 
tiene también su propia ideología.

¡Aprender a hacer las cosas que nos gustan... 
sólo por que nos gustan! 
Podría ser un excelente inicio 
para encontrar la felicidad de nuestra esencia. 

Con un único fundamento, 
amaos y respetaos los unos a los otros, 
sin que nuestra felicidad y libertad 
genere tristeza, 
prisión o necesidad al resto.

Porque la vida es más sencilla 
si concienciamos nuestros actos 
y damos los mejor de nosotros 
para nosotros 
y por consecuencia al resto. 

@IriCevallosO