martes, 10 de abril de 2012

Cigarrillos (1) 20 por favor!

 "Me da dos cajetillas, por favor".

Frase previa a la salida a una discoteca, fiesta o reunión, un viernes por la noche.  "No hay que quedarse sin cigarrillos en la salida". Pensaba mientras guardaba las cajetillas en la cartera.

E iniciaba la ruta, un cigarrillo de ida, para llegar a la fiesta mientras manejaba en la noche, a veces dos dependiendo de la distancia o las paradas que hacíamos hasta llegar al destino.

Saludo, conversación, encontré el lugar en donde me quedaría conversando y una vez acomodada encendía el siguiente, brindaba por cordialidad y claro, porque "uno siempre debe de compartir, porque no sabe cuándo uno se puede quedar si tabacos".

No faltaba aquel que nunca tenía con qué prenderlo y aprovechaba que alguien iba a encender su cigarrillo para encender el suyo, claro que después de dos tragos sólo te pedían el encendedor o los fósforos sin espera de nadie o bien se te robaban el encendedor, que mágicamente regresaba a tus manos sin saber cómo.

Yo era una fumadora clase A, siempre con tabacos y con encendedor, el fumador clase B siempre tenía tabacos, pero no tenía con qué prenderlo, el C tenía el encendedor (seguramente para mostrarlo) y nunca tenía cigarrillos (con la excusa de decir que "fumaba poco"), y el D o "delta" que no tenía nada y se proveía "del tabaco del otro".

Un fin de semana (jueves, a veces, viernes y sábado), eran casi 40 cigarrillos por día, mientras que el resto de la semana eran 20, siempre con la reserva de la cajetilla en la secreta del carro o la cartera y a veces escondidos unos sueltos en el escritorio del trabajo o cajones del cuarto, en caso de que el abastecimiento no haya sido el correcto según la demanda, las provisiones no podían faltar.

"Fumo porque me gusta", solía decir, no tenía mayor adicción, era un buen acompañante, si salíamos a tomar café con un grupo de amigos, "sección fumadores por favor", en caso de que la conversación se torne un poco monótona o aburrida, podía pasar horas divertida viendo como se quemada ese pequeño cilindro.

A la hora del estudio, "coca cola y cigarrillos" eran la mejor compañía para una amanecida respectiva, con una o dos personas que tenían la misma costumbre.

Si te despertabas tarde, ese era el desayuno de campeones, así como el break a las 11am, para despejar el inicio pesado del día.

Y es que más allá que un acompañante, es parte de ti, al ver televisión, al manejar, antes de dormir, después de comer, cuando estas molesto, cuando estas estresado, cuando estás feliz, cuando bailas, cuando conversas, cuando tienes frío, cuando tienes calor.   A mí por lo menos, nunca me pasó que me desperté con el "asco mañanero" de haber fumado tanto.

"Fumaba por me gustaba".

Trilogía:
Cigarrillos (2)
Cigarrillos (3)

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