martes, 25 de junio de 2013

Reiki la maratónica

Mis inicios con el reiki aparecen hace casi 8 años, un día un amigo decidió compartir conmigo su conocimiento y me introdujo en este mágico mundo energético.

Las emociones y sensaciones que trajo a mi vida son verdaderamente valiosas y muy mías, cada persona a la que le he realizado las terapias personalmente o a distancia traen consigo historias muy únicas.

En ocasiones he recibido la pregunta de "¿cómo funciona esto?" y la respuesta más sencilla es, pongo mis manos sobre ti sin y te conectas con Dios o la energía universal o la energía divina, escoge la terminología que más te guste. 

"A principios del siglo XX, un hombre practicante de Budismo Tibetano, perteneciente a la secta Tendai de la Tierra Pura, tuvo una experiencia de iluminación en la cima del monte de Kurama, cerca de Kyoto. Este hombre se llamaba Mikao Usui, es el fundador del Reiki Tibetano y Japonés, su altruismo y generosidad hizo que compartiese sus conocimientos con todos nosotros." - Reikiar -

Y en medio de toda esta historia oriental llega la información a occidente y aparezco yo, he practicado el reiki principalmente en casa para mí y mi familia y uno que otro amigo cercano.  Amigos que han estado satisfechos con la sensación obtenida me preguntaban si podían recomendarme con sus amigos, a quienes una vez que me hayan contactado, les otorgaba una cita, hasta ese entonces, no invertía publicidad en realizar las sesiones, sino que simplemente me llegaban casos a historias interesantes.

Un día llegué a Alemania, conocí a un par de amigas y una de ellas demuestra interés en el tema, recibe su primera sesión y se siente a gusto y me invita para participar de un evento en donde una persona ofrece su casa y en cada cuarto hay una persona que tiene algo que aportar a un día de spa, había manicuristas, masajistas y limpieza de cutis... ah claro, y yo, la reikista.

Debo admitir que estaba profundamente nerviosa, jamás había estado en un lugar en el que trataría con más de una persona en un día, 5 fueron los interesados, desconocidos por completo, no les conocía ni el nombre (antes de preguntárselo desde luego).

Hubo reacciones de casi desvestirse por desconocimiento a la práctica del reiki, personas que se durmieron y otros que mantuvieron los ojos abiertos toda la sesión, 3 de los 5 escogieron como música ambienta el sonido de las olas del mar mientras que una pidió lluvia y la quinta el sonido del río corriendo sobre las rocas.  Todos, coincidieron en percibir leves cosquilleos en su piel y que cuando miraban para ver qué hacía la mano en su brazo, por ejemplo, notaban que mi mano estaba sobre su cabeza, recuerden que la forma en la que yo practico el reiki es sin tocar al paciente, así ellos verdaderamente sienten el recorrido de la energía y no sólo mi mano.  Por su puesto también hay quienes no sienten nada, pero esto no quiere decir que la energía no les haya llegado, sino que son menos sensibles a otros.

Fue realmente fantástico, casi 5 horas con los brazos extendidos (5 sesiones de 40 minutos cada una) cada una con una experiencia diferente, con una historia que contar, con una vivencia, 5 gracias, me siento no sé si mejor, pero sí bien y tranquila, palabras que me llenan de una linda satisfacción por saber que el trabajo estuvo bien hecho.

¡Me encantó!

Veremos cuando volverá a repetirse un reto así o si mi camino seguirá siendo a través de los conocidos de los conocidos, como lo era antes.

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