martes, 7 de mayo de 2013

Amistad sin chismes... es más sencillo

Sin importar edad o nacionalidad me encuentro con el mismo ejemplo, la misma lección y diferentes soluciones.

Amistades que se quieren y respetan, que sonríen y te invitan a sus hogares a que compartas no sólo con ellos sino con sus familias, y sin embargo algo pasa en el camino, cuando juntas más de dos personas en un grupo, suceden conversaciones a las espaldas de quien no está presente.

Las conversaciones no necesariamente destructivas, ojo, a veces maquilladas en
preocupaciones, en donde quien no se encuentra o siente tan cerca de quien pregunta acude por información de quien sí lo está, a cambio de qué, ¿saber más?  Claro esto es en el mejor de los casos, pero qué pasa con los que sí hacen comentarios destructivos, con los que hablan de las cosas que les molesta de ti al resto del grupo, y nadie, por irónico que suene, hace nada por parar el tema, o por lo menos indicar que el tema en mención debería ser conversado cuando el protagonista esté presente.

Con lamento tengo que aceptar que en muchas ocasiones he sido parte del mismo error, de la misma hipocresía; aunque con el tiempo, aprendí a detener comentarios de quienes comentaban de personas a las que aprecio, esto conlleva a dos posibles situaciones sobre quien hablaba o quien escuchaba, gustarles o no gustarles mi postura. Si había disgusto la siguiente actividad a realizar, era marcharme.

Pero esta actitud de ponerle un pare al no hablar del no presente es algo que hay que recordarlo segundo a segundo, porque puedes encontrarte con alguien, que con audacia introduzca el tema y sin darte cuenta ya te encuentras comentándolo.

He aprendido a tratar a las personas como individuos y a ubicar su cariño hacia mí de manera independiente, bastante difícil debo aceptar, porque por alguna extraña razón siempre me ha gustado ser "grupera", si alguien le hacía daño a alguien a quien yo quería, era eliminado de mi periferia automáticamente sin dudar o cuestionar su dolor, pero como era de esperarse, no todos pensamos igual y que alguien no actué de la misma forma, generaba resentimiento en mí. Pero un día me pregunté ¿vale esto la pena?, y la respuesta evidente, fue no; es ahí cuando decides trabajar en un cambio. 

Justo ayer conversaba con una señora; quién me fue presentada por otra amiga, quien nos presentó se encuentra modificando muchas cosas en su vida y con nuevos comienzos, vienen nuevos aprendizajes y con ellos evidentemente preocupaciones, retos, cambios de humor, no sabría decirles qué ha pasado entre ellas, porque no he estado presente con ambas hace ya mucho tiempo, pero las dos hablan de la otra en su respectiva ausencia.  Sin embargo, aunque mi dosis de paciencia ha crecido durante mi estadía aquí, las cosas bien aprendidas y entendidas son fáciles de sacarlas a relucir, a ambas del dí el mismo consejo "no tomes las cosas tan personales, tal vez entre tus preocupaciones y días complicados estas sensible y aquello que percibiste de manera negativa no necesariamente quiere decir que sea manifestado de esa forma, conversen, de preferencia, en un lugar neutral para que ninguna de las dos sienta alguna desventaja territorial".

Una me dijo tienes razón, gracias por escucharme y tranquilizarme y la otra cambio el tema y dijo que por ahora no tenía tiempo para pensar en cafés y conversaciones, cada una con una reacción diferente, con una mentalidad diferente, con un interés diferente, y yo ahí en la mitad, situación para incómoda y cansona, pero que puse un freno, es que para mí es sencillo y es como se lo comenté a una amiga una vez, yo quiero saber de mis amigos, lo que ellos me quieran contar y quiero que mis amigos sepan lo que yo les quiera decir, la vida realmente es más sencilla si sólo se reciben las cosas así, como son, sin agregarle voces o percepciones extras, sin ponerle un toque adicional, que por alguna extraña razón no brinda un extra positivo al tema, sino que agria la saliva, o como diría una amiga "no suma".

Si tienes un amigo quien te ha lastimado o se ha apartado de ti y tienes tantas dudas de saber qué pasó, pregúntaselo, si no quiere responder, respeta su silencio, dale su espacio y que el tiempo se encargue. Si responde, sanen la situación y sigan adelante, si no les da la gana de sanarla, tomen lo bueno de lo que fue, y sigan adelante, y si no es la primera vez que sientes este malestar y te sientes cansado de tomar la iniciativa para sanar la situación, pues toma los buenos recuerdos y sigue tu camino sin su compañía hasta que el destino cambie el rumbo nuevamente.  Sé cordial, educado, siembra paz en tu ser, en tu corazón, porque de esa semilla de paz el único fruto que saldrá es el amor, hacia ti y hacia tu prójimo.

Encuentra las astillas que hincan tu corazón y que solas no las has podido sanar, cúralas en conjunto con quien las haya provocado, a lo mejor escuchando su versión encontrarás un punto medio en donde ambas personas puedan convivir sin tensiones, desagrados o asperezas (pasadas, presentes o futuras).

"La conversación honesta abre nuestros corazones al entendimiento, un corazón abierto es empático con los sentimientos de su entorno; y la mente nos ayudará a tomar la mejor solución que, para ese momento, consideramos la adecuada para hallar nuestra tranquilidad y felicidad." - @IriCevallosO -

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