jueves, 5 de julio de 2012

Diez Advil

Llevaba una semana entre caminar y trotar y tuve un partido de softball, del club al que me inscribí.

Resulta que como es un campeonato entre ciudades, nos toca jugar dos partidos por día y sólo una vez al mes.

Ese día, jugamos excelente, ganamos el primer partido y el segundo íbamos perdiendo por dos carreras, pero la pitcher dominó el partido y no sólo los igualamos sino que anotamos 2 carreras adicionales. 

Un día lleno de victorias, yo me sentí super bien en las corridas, ágil y sobre todo rápida.  Lo cual evidentemente ayuda al momento de correr las bases o si deseas robarte home cuando al catcher se la va la bola (cosa que hice y anoté).

Luego nos fuimos a un restobar mexicano, la comida estaba bien, frustrante para mí porque en realidad a mi me encanta la comida mexicana y por ende debe de ser BUENA, y no sólo estar bien, pero el tema de la comida es para otra entrada.

Regresé a la casa, agotada completamente y al día siguiente volví con los dolores en las piernas. No comprendía hasta ese entonces la razón, porque no me había lesionado, ni caído, ni golpeado, no entendía el motivo para que otra vez esté inflamada mi pierna.

Después de andar analizando qué pasó y por qué pasó, recordé que hace años robandome tercera base, me lancé y caí mal (para variar, en realidad nunca he aprendendido a deslizarme, literalmente parece planchazo a la piscina), ese día el pie derecho se me hinchó horrible, cambió de color y forma, yo pensaba realmente que me lo había roto.

Lo peor era que al día siguiente jugabamos la final y yo había decidido no faltar, así que acudí a esos amigos que se las saben todas, para ver si conocía de algún medicamento que ayude para estas situaciones y me dijo "cuando yo entrenaba fútbol y alguien se torcía el pie así, el entrenador nos hacía tomar 10 Advil y nos quitaba el dolor".

¡Diez ADVIL! ¡Qué estas loco!  

Pero como yo soy una persona de sano juicio presumí que 10 eran  demasiadas pastillas para mí y que yo era más pequeña que mi amigo, así que OCHO estarían bien.

Y así, fue, me tomé cuatro pastillas 1 hora antes del partido y las otra cuatro, justo antes de jugar. No me dolía nada. No llegué a estar como el pollito y el chiste de la marihuana, pero no me dolía nada.  Jugamos, ganamos, celebramos y casi 8 horas después, me encontraba en plena fiesta llorando del dolor, me sacaron el zapato y creo que cuando vieron mi pie uno por ahí tuvo arcadas, ¡HORRIBLE! 

Me llevaron cargada a mi casa y creo que le dijeron a mi mami "Señora tenga su paquete". Yo que tengo el umbral del dolor bastante grande, no me quejaba a morir, como debí de haberlo hecho, pero me quejaba, por ende mi mami al no ver lágrimas ni gritos desgarradores pensó que sólo debía de levantar el piecito y ponerlo en agua caliente, para que se desinflame.

"Mamita nooooo, doctor URGENTE" y creo que vio mis ojos de loca adolorida a la tercera vez que se lo pedí, que accedió a llevarme al día siguiente (cada vez que cuento esto me acuerdo la mi hermana y su uña, pero esa es otra entrada).
El doctor me revisó, tomó radiografía de mi pie y dijo "esto por el color no es de ayer".  Mi mami me levantó una ceja y me dijo "ayer jugaste y si esto no es de ayer ¿cómo hiciste?" Mirada apocalíptica, en escena se baja la luz del entorno, quedando yo iluminada en la mitad centrándose sólo en mi respuesta, a lo que respondí "ocho advil" (con voz del Chavo del 8 cuando le dice a la Bruja del 71 "otro gato" ), "pero fui consciente porque me dijeron que me tome 10"... ¿Qué esperaba con esa acotación que me den un premio por buena niña? Ilusa.

El doctor que ya me conocía de otra fractura, torceduras y esguinces atrás, no hizo más que sonreir y me dijo que lo que tenía era una pequeña fisura en el pie, que no podía enyesarme por la terrible inflamación que tenía, así que iba sólo a inmobilizarme el pie, me mandó a tomar desinflamatorios y la mejor parte, me dijo "cuando ya esté desinflamado, regresas y te acomodo el pie".

A pulso.

Sabrán que nunca regresé y de hecho dije, si vuelvo será en camilla y con el pie fracturado.

Hasta hoy y gracias a Dios, no he tenido que volver, pero resulta que el dolor que presento para los piques, es porque mi pisada ha cambiado, para no asentar mucho el pie "dañado" boté el peso a la otra pierna y he alterado mi pisada, ahora que deseo volver a hacer ejercicios me doy cuenta, porque una mala pisada genera dolores terribles en lugares no musculares, así que aquí me encuentro, haciendo consciencia de cómo camino, para hacerlo bien y no sólo eso, hago lo mismo al momento de trotar, diciéndole constantemente a este cuerpecito latino "Lo importante ahora, no es la rapidez, sino aprender bien la técnica".


PD: NO ES RECOMENDABLE QUE SIGAN ESTE EJEMPO, NI AL TOMAR LAS PASTILLAS, NI DEJAR PASAR LESIONES POR ALTO, TODO SE PAGA EN EL FUTURO.
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