martes, 19 de junio de 2012

¡Ah mueve el cuello!

Desde los 5 años practiqué gimnasia olímpica hasta los 10 años aproximadamente.

Me encantaban las prácticas de estilo libre en suelo, biga y las barras asimétricas. Pensaría que la razón de caminar siempre erguida viene por ciertas posturas que debemos de aprender con la práctica de este deporte.

De adolescente empecé a ir a fiestas y como todos a esa edad, estamos expuestos a que en cualquier momento salga algún bromista. Se dieron cuenta que cuando bailaba "no movía el cuello", de hecho hasta la fecha no lo muevo y si me preguntan cómo se mueve el cuello al bailar, la respuesta es 'no tengo la menor idea', pero supongo que debe ser algo parecido a estos muñequitos con el cuello de resorte que mueven la cabeza según como los muevas a ellos.

No felices con detectar que "no movía el cuello al bailar", empezaron a seguirme para ver qué más no podía hacer, así que se ponían detrás de mí y decían mi nombre en alto, yo no giraba la cabeza sino que giraba casi medio cuerpo para voltearme, pero yo les pregunto, es que a caso si alguien detrás de ti dice tu nombre, ¿giras el cuello como Linda Blair en la película El Exorcista? ¡No! ... bueno, al menos yo no, yo no la puedo girar. Por ende para no alargarles el cuento, resulta que cada vez que pasaba frente a alguien me gritaban '¡Ahhh mueve el cuello!'.

Pero las bromas perduran cuando al burlado se siente afectado y en esta ocasión fue de corta duración, porque la verdad es que a mí también me daba gracia que me digan que no movía el cuello.

Como recuerdan ayer empecé a hacer ejercicios (El nuevo inicio), pero hoy he amanecido con una tortícolis terrible, me duele (porque el dolor ha continuado) hacer cualquier tipo de movimiento desde la mitad de los hombros hasta la nuca y como para no hacer las cosas, lo único que necesita alguien es crear una excusa, pues he obtenido la excusa perfecta.

Pero he decidido obviarla y continuar con mi objetivo de hoy.

Ahí me encontraba yo, recorriendo las calles de mi ciudad rumbo al parque donde hago la rutina, cruzar la calle como deporte extremo, debería de llamarse realmente esta entrada, pero debo confesar, que después de la primera, fue realmente divertido, porque ahora sí no podía mover el cuello en lo absoluto, así que mientras hacía un esfuerzo sobre humano para cruzar y cumplir con mi objetivo de hoy, escuchaba entre mis recuerdos esas risas acompañadas del grito "¡ah mueve el cuello!", que creo que realmente fueron las que ayudaron a cumplir con la tarea de hoy, porque evidentemente, mientras te ríes no tienes tiempo para quejarte.

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