En el fondo, tenía una voz que me decía, déjalo, gastas dinero que te puede servir para cosas más útiles.
Una vez conocí a un chofer de camiones en un viaje, era de Canadá, "la única razón por la que estoy hoy aquí, es porque dejé de fumar hace 1 año y decidí ahorrar lo que fumaba a diario", resultado: dos semanas en un resort en el Caribe.
Pero, no, para mí no era suficiente, con el tiempo me inventé la anécdota de que mi siguiente enamorado debía ser no fumador y que si fuese él con quién me casaría, nuestra casa sería libre de humo.
Al parecer el destino, Dios, las energías o en lo que crean actúa siempre sabiamente y de acuerdo a lo decretado, se realizó.
Dejé el cigarrillo después de casi 9 años. De los cuales estoy segura que 20 al día me fumaba los últimos 5 años. 10 al día los 3 anteriores a eso y hasta 3 al día los primeros 2. Sin contar el dato aberrante de los fines de semana, que estoy segura siempre fueron 40 los comprados (porque brindaba). Me aterra pensar en la matemática de cuánto dinero quemé y cuantas vacaciones en el Caribe me perdí.
Pero lo que pasa es que no es el dinero, no es la conciencia, para este caso, lo que a mí me sirvió, fue sólo la volutad de cumplir con mí compromiso.
En mi caso un compromiso de amor, si nos queremos poner románticos, pero es un compromiso, una promesa a un hijo, un compromiso con uno mismo, con el mundo, con nuestro ambiente. Comprometerte con algo que realmente es importante para ti, sin que tengas opción a defraudarlo, pedirle fuerza a tu voluntad, al cosmos a Dios, de que no te fallen las ganas hoy para cumplir con tu compromiso.
Me despedí del cigarrillo y muy dramática yo, me fumé el último viendo al cielo y conversando conmigo misma, pidiendo fuerza de que lo que siempre decía "yo fumo porque me gusta", sea olvidado y así fue.
Al día siguiente, alguien fumó a mi lado y tosí como alérgica, asqueada totalmente. Huía de los fumadores, porque la "pestilencia" era terrible y cada vez que lo olía, me decía "¡qué asco! ¿así habré olido yo?" y claro la respuesta era MÁS que obvia, si de seguro fumaba más que esa pobre criatura a quien criticaba.
Un par de veces me ví tentada a faltar a la promesa, por ver desde lejos a los fumadores, que me traían recuerdos de cómo pasarla mejor en lugar aburrido, pero cuando estuve a punto de fallarme, encendieron un cigarrillo cerca de mi y el humo entró directo a la garganta, recordé ese primer cigarrillo que me fumé a los 19 años y el primero que fumé después de los 4 meses de haberlo dejado, el sabor, amargo y un tanto nauseabundo, para nada agradable, me mareé de lo lindo, me dolió la cabeza y viré los ojos mostrando desagrado, prueba suficiente para evitar el fallo.
Pero superadas esas etapas, ¿qué pasaba con mis sueños?, soñaba que fumaba y en ese mundo paralelo, el trato era que si estaba aburrida podía por lo menos fumarme uno o dos cigarrillos de vez en cuando, me despertaba aterrada de que eso realmente había sucedido y con la culpabilidad de haber fallado a mi compromiso, hasta que un día dije, tengo que dejar de fumar en mis sueños también y comprobé nuevamente la teoría del que quiere realmente puede, salía a un reunión (en mi sueño) y me ofrecieron un cigarrillo y dije "no ya no fumo" "¡cómo pero si hace poco te vi fumando!" "estás en un error, yo no fumo ya hace casi 4 años" y cuando el sorprendido intentó seguirme para decirme que ahí sí podía fumar, le di la espalda y lo desaparecí de la reunión.
Para las personas que creen que el cigarrillo es una adicción, les recomiendo que empiecen por recordar que tuvieron una vida antes de fumar, en donde no necesitaban de una cobarde adicción que determine sus necesidades, ni sus decisiones, ni sus estados de ánimo, ni sus emociones, ni sus hábitos, amputen el cigarrillo, no es más que una mala prótesis, colocada en un lugar innecesario, liberen sus dedos, su boca, su lengua, sus papilas gustativas, su tráquea, su esófago, sus pulmones, su torrente sanguíneo, sus riñones, su hígado, su cerebro. Todo siempre ha podido funcionar sin ayuda y seguirá funcionando igual, si así lo desean.
Trilogía:
Cigarrillos (1)
Cigarrillos (2)
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Felicidades prima,vamos por más años sin humo, :). Yo llevo 5 años sin probar ni para encenderlo ojala las gente se dé cuenta dé la vida que llevaron antes dé conocer él bendito cigarrillo y se unan al círculo dé ex-fumadores.
ResponderEliminarSaludos,
Xavier Fiallo
Ey!! Felicidades también entonces!! Y totalmente de acuerdo contigo primito, esperemos que cada día más hayan personas que se den cuenta de lo innecesario de este mal hábito y se nos unan :)
EliminarUn abrazo!