Pues bien contaremos esta historia como una anécdota, como una aventura, un recuerdo.
Soy de aquellas mujeres que no tiene muchas amigas, pero siempre tendrá muchos amigos en quién contar.
Parte de mi adolescencia y principios de adultez me hice varias veces la misma pregunta, por qué cada vez que un hombre se nos acerca a mis amigas y a mí, la persona que me toca compartir siempre es el conversón, el amigo, el que tiene una anécdota que compartir?
Como yo no tengo muchas amigas, realmente omití preguntarles a ellas para entender su opinión, ya que por alguna razón a ellas siempre se les acercaba, el galán, el buitre, el que medio conversaba y quería besarla; así que acudí a mis amigos a realizarle esa pregunta, ya que yo crecí entre 1 hermano que me ganaba con 12 años, y 11 primos a mi alrededor en donde cada uno era más loco que el otro, por ende hablar con hombres y llevarme con ellos era parte de mi diario vivir, así que cuando crecí mis mejores consejos provenía de hombres, créanme me ayudaron muchísimo, bueno, ellos no podrán quejarse, también recibían buenos consejos.
Entonces, retomando a mi incógnita pregunté, y ellos me respondieron, “amiga, no es que seas fea, no es que seas tonta, pero tú no tomas (bebes), y por ende es difícil romper el hielo contigo, una levantada de ceja tuya basta para sacar a correr a cualquiera, por ende a ti siempre te toca el conversón, el chistoso, el agradable, el chico del que no debas protegerte, porque es bueno”
Pero un día decidí revelarme de mi sistema, quería probar una teoría, que yo también merecía al buitre, decidí relajarme, y lanzarme a la aventura, al “vamos a ver que pasa”, “al que chuch…” (Como dicen en mi país), nos fuimos a una discoteca, y vi a lo lejos a uno de esos hombres que son difíciles de dejar observar.
Seguí las reglas paso a paso, no mirar mucho, virar la cara y sonreír, acercarme y darte la vuelta, todo… tal cual hubiese estada en un manual, hasta que se acercó, era el administrador de la discoteca, me preguntó si todo estaba a gusto, si la estábamos pasando bien, con actitud fría respondí que sí. Claro, no hay que demostrar sentimientos, intriga, qué pasó? Me miraba, ahora me habla cortado? En qué fallé se habrá preguntado él… Bueno parte del juego, parte de la estrategia.
Miradas van, miradas vienen, hasta que se me acerca nuevamente, a preguntar, si todo estaba bien, si… otra vez… sonrío e indico que si que gracias por la preocupación y se queda parado en silencio, como esperando qué? No comprendía… se iba regresaba, miraba sonreía, se iba… no sé qué raro todo…
Hasta que cual ataque de tiburón de después de darle un par de vueltas, me le acerco, y le digo al oído, y? se puede bailar con el administrador?
Pues bien, el tipo de foqueó (le dio vergüenza), se puso rojo, verde, amarillo, gagueó, bailamos, me pisó, un completo torpe, donde estaba su prestancia, su elegancia, su galantería??
Qué mala elección, sonreí y dije gracias al terminar la canción.
Claro, al día siguiente fui a preguntarle a mis amigos a ver chicos que hice mal, cambié la estrategia, fui más dócil, pero pasó le hice todo el cuento, la mímica, la mueca, todo, lo que les acabo de contar, y ahogados en carcajadas, me dicen, "amiga, es que pobre hombre, por primera vez en su vida fue asechado por un hombre con tetas, qué esperabas!!!!!!!
Debemos trabajar en tus líneas… jajajajaja"
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